— ¿Entonces ese señor te dijo que podría conseguirte un puesto en el servicio militar? —Taehyung preguntó, colocando el clavo sobre la madera para luego proceder a hundirlo en la misma—. Eso es fascinante, Jimin, ¿ya le dijiste a Yoongi?Jimin mordió sus labios y negó despacio, alzando la mirada para observar a lo lejos a Jungkook siendo guiado por Sand al unir dos trozos de madera mediante un puzle recortado previamente.
— Eres el primero y el único que lo sabe hasta ahora —musitó—. No sé si le diré aún, temo que vuelva a decaer ahora que le acaban de dar el alta —suspiró, negando con la cabeza—. Y ahora que lo recuerdo, el muy imbécil le sigue debiendo una muy gorda a Jungkook y una gran disculpa a mi persona.
El chico de las mechas verdes soltó una carcajada al ver a su amigo fruncir el ceño y abultar sus labios en un berrinche disconforme, picó su mejilla y sopló del serrín a su lado para llenarle y molestarle.
— ¡Taehyung, maldita sea!
Sand se volteó de inmediato, mirando sobre sus gafas caídas por el puente de su nariz, frunciendo el ceño.
— ¿Qué hablamos de las malas palabras, Park? —Se cruzó de brazos, Jungkook se apoyó en la mesa mirándole con expresión divertida al ver a Jimin siendo regañado por el mayor—. Este establecimiento es como si fuera la casa de Dios, ni se te ocurra volver a soltar alguna mala palabra que te llevo de nuevo a que te confieses.
— ¿Te llevó a confesarte? —Musitó boquiabierto Taehyung a su lado, Jimin bufó a regañadientes y asintió a las palabras de su amigo, volviendo a su tarea y concentrándose en la misma—. ¿Y qué fue lo que dijiste?
— Fue la última vez que discutimos —negó con la cabeza—. Comenzó a hablar de Dios y de todas esas mierdas, me cansé y le dije que Dios no existía, así que al día siguiente me esperaba en la puerta del taller para llevarme obligado a la iglesia —miró a Taehyung—. Te juro que no he mentido tanto en la vida.
El chico soltó una carcajada sin poder evitarlo, haciendo reír también a Jimin y, por consiguiente, a Jungkook desde el otro lado de la habitación. Sand simplemente negó con la cabeza.
— Taehyung, ven aquí —le señaló a la mesa en la que trabajaban el más joven y él—. Vamos a colocar de pie la silueta de madera e iremos a medirlo con la figura del Santo.
El nombrado dejó lo que estaba haciendo y sacudió sus manos en su delantal, acercándose a ambos y tomando los extremos del panel de madera para levantarlo, al mismo tiempo que Jungkook tomaba los otros extremos. Sand subió sus gafas por el puente de su nariz y tomó una honda respiración antes de acercarse a la puerta para abrirla.
— Jimin, te quedas vigilando, vendremos nada más medir la figura —el chico asintió—. Pon la radio para que no te sientas solo y no hagas trastadas.
Jimin rodó los ojos en blanco por sus palabras, como si fuera un niño pequeño, sin embargo, limpió sus manos llenas de pegamento en el pequeño grifo sobre la mesa de las herramientas y se acercó a la radio para poder colocar alguna buena emisora.
Aún no había llegado a su puesto inicial cuando la puerta fue tocada de nuevo, hacía pocos segundos que Sand la había cerrado tras los chicos, así que se acercó sigilosamente, esperando a que los chicos hubiesen olvidado cualquier cosa.
— Y bien, ¿qué olvidaron esta vez? —Sus palabras abandonaron su boca antes de alzar la mirada justo después de abrir la puerta, la persona tras esta rió levemente—. Oh, lo siento.
— Buenos días a ti también, Jimin —habló Yoongi entrando por su cuenta, mirando a su alrededor el desastre que habían dejado los más jóvenes—. ¿Los chicos salieron?
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My Only Fate † YOONMIN
RomanceYoongi ha perdido a lo que más amaba, ha dejado de creer y ha puesto los pies en la tierra. Juró en ese mismo momento en el que los ojos de su prometida se cerraron que jamás volvería a pisar una iglesia en vano, pues por más que le había rogado a D...