† Capítulo 12 | No blasfemes

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Con el fin de semana a la vuelta de la esquina, Jimin salió un día antes de lo esperado por la inesperada visita de Sand, el cual ya había firmado todos los papeles de su contrato y para que el joven saliera antes de tiempo, pues en la iglesia se había agrietado una escultura y necesitaba que Jimin le ayudase a cortar la madera y formar un molde para arreglarla.

No mentiría, bendito fuera el Santo al que se le había ocurrido agrietarse, porque así Jimin había salido un día antes del fin de semana, no tendría que aguantar las visitas de sus compañeros ni mucho menos aguantarlos a ellos.

No le dijo nada a Yoongi, tampoco le vio en todo el día en el que estuvo ayudando a Sand, éste no le comunicó nada porque fue algo de última hora y máxima urgencia.

— Primeros haremos el molde en madera, yo prepararé el cemento y los demás materiales para cuando tengas listo el molde —le miró sobre sus gafas, Jimin asintió mientras se colocaba su delantal para no manchar su ropa—. Cuando tengas el rectángulo con las medidas de la escultura, lo rellenaremos de silicona y luego echaré la mezcla, ¿de acuerdo?

— Sí, lo comprendo —asintió desde su lugar, inclinándose para tomar algún que otro serrucho y colocar bien la madera en la prensa para que no se moviese mientras la cortaba.

— Primero las medidas, chico —le recordó, Jimin abrió su boca al momento de recordarlo y asintió poco después, dejando todo lo que estaba haciendo—. A poder ser, quiero que podamos terminarlo antes del domingo, ya sabes que es la misa a la que más personas acuden, sería extraño no ver ningún Santo en su lugar.

Jimin asintió, tomando el metro de metal y un lápiz grueso de carpintero, acercándose con cuidado a la escultura para dejar un papel a su lado y comenzar a trazar las medidas lo mejor que pudo, apuntándolas en éste poco después.

— Creo que lo tengo —musitó, Sand alzó a verle desde su lugar, su rostro manchado por los polvos de la mezcla que estaba haciendo—. Metro y medio de ancho y casi tres de alto.

— Perfecto, asegúrate de añadir al menos cinco centímetros más por cada lado como margen de error —Jimin asintió comprendiendo, trasladando las medidas a la madera y dibujando su silueta con cuidado, trazándola con el grafito—. Ahora tómate tu tiempo en cortarla, mientras que dejes un día para el secado en el horno de piedra, tienes todo el tiempo del mundo.

— De acuerdo.

Siguió con su trabajo bajo los atentos ojos de Sand, terminando de trazar la madera para poder subirla a la prensa y cortarla con el serrucho, asegurándose de seguir el trazado marcado.

— ¿Qué Cristo es ese? —Señaló con su cabeza a la escultura en el suelo, mirando a Sand curioso.

— Es un Santo, San Beda el Venerable —habló Sand a su lado, sonriendo y encantado porque Jimin se interesase en eso—. Presbítero y doctor de la Iglesia. Fue servidor de Cristo desde la edad de ocho años.

— Oh, interesante —Jimin asintió como si fuese la cosa más impresionante que había escuchado en su vida, suspirando bajito.

— ¿Por qué no asistes a la iglesia, Jimin? —Habló desde su lugar, subiendo sus gafas por el puente de su nariz—. Conozco a un grupo de chicos que van a catequesis en el que podrías encajar perfectamente. Han acudido a Dios pronto antes de que los pecados terminen por consumirle, reuniéndolos en comunión para poder obtener su confirmación.

— Es muy curioso, pero no es lo mío —se negó en rotundo—. Lo siento, no me va mucho eso de decir cosas extrañas y alabar a un señor con barba que no sabes si es real o fruto de la embriaguez que se dio Jesús en la última cena —abultó sus labios—. Cosa que nunca entendí, yo más bien creo que hicieron una orgía, entre lo de comer su cuerpo y beber mi sangre... tal vez, no fue vino lo que terminaron bebiendo, padre.

My Only Fate † YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora