SUGAR CANDY | YOONMIN [+18]

🍬C A P Í T U L O 9🍬

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Ese no era Suga. JiMin podía decirlo con solo mirarlo. Primero, no se vestía como Suga normalmente lo hacía fuera del trabajo. Recordó el guardarropa de su novio en la noche de su fuga. Por lo general, usaba tonos tierra cálidos que eran sueltos y cómodos. Esta persona vestía un suéter negro con jeans ajustados. Incluso había usado un arete colgante y una cadena de plata hoy también. JiMin se sentó en la biblioteca mientras pensaba en ello. Suga nunca antes había amenazado a nadie de esa manera. Por lo general, era tan tranquilo y amable, pero él fue todo menos eso hoy, y eso le molestó mientras trataba de concentrarse en el libro en su regazo. Quería ir a ver a Suga, hablar con él, besarlo y abrazarlo. JiMin tenía preguntas y esperaba que Suga pudiera responderlas.

Sintió que alguien venía hacia él mientras leía en silencio, y su cuerpo se tensó. Tito tenía la costumbre de encontrarlo por el hospital. A pesar de sus crímenes, había convencido al jurado de que no era peligroso, lo que poco a poco estaba demostrando ser falso. JiMin se preguntó qué tipo de jurado creería honestamente que le lavaron el cerebro para traficar y contrabandear drogas y dispararle a la gente.

JiMin se acurrucó en el sillón.

—Ahí está el niño bonito —dijo Tito, de pie frente a él—. ¿Dónde está tu novio? ¿Ocupado golpeando a la gente con una bandeja de cafetería?

—Suga no es así —respondió, manteniendo los ojos en su libro. JiMin intentó leer, pero no podía asimilar las palabras—. Solo déjame en paz, por favor. Yo no te hice nada.

—No, pero tu novio lo hizo —dijo, agachándose para tratar de llamar la atención de JiMin, pero el libro lo bloqueó. JiMin vio a los dos matones parados detrás de él—. Y él no está aquí para que le pateen el trasero...

—Te pondrán en aislamiento.

—¿Y? ¿Así que lo hago qué? —Tito agarró el libro y lo tiró. JiMin todavía no lo miraba—. Eres bonito. ¿Alguien te ha cogido ya?

—¿Perdón?

—Dije, ¿alguien te ha cogido?

Un destello de ira se encendió en JiMin.

—Este no es ese tipo de lugar. La mayoría de las personas, como mínimo, están demasiado chifladas para preocuparse por eso —JiMin agarró sus rodillas—. Y yo soy uno de ellos.

JiMin podía sentirlo en su bolsillo. La planta de ricino que escondió en su dormitorio comenzó a florecer hermosa. Si molía los frijoles, podría separar las toxinas en su interior. Ricina. Su viejo amigo. Normalmente lo metería en una lata y lo rociaría sobre los dulces en casa, pero aquí no hay dulces. Tendría que hacerlo de otra manera. Su mente repasó todas las posibilidades mientras se olvidaba de Tito. Se las había arreglado para mantener la planta en secreto porque la guardaba detrás de una cortina en su habitación, y no tenían motivos para mover su cama. JiMin estaba seguro de que ninguno de ellos sabía qué planta era.

—Psh, no creo... —comenzó el matón, pero JiMin intervino.

—¡Bueno, será mejor que empieces a creer, idiota, antes de que te cagues hasta las entrañas!

Su puño se estrelló de lleno en la cara de Tito. JiMin nunca supo cuánto le dolería un puñetazo. El hombre se abalanzó una vez que cayó, a punto de devolver el golpe antes de que apareciera un guardia de inmediato. Esposaron a ambos hombres y los llevaron a sus respectivas habitaciones. Una vez encerrado en su habitación, la mente de JiMin comenzó a formular un plan. Necesitaba el horario de Tito y solo lo podría encontrar en la estación de enfermeras. Asomando la cabeza por la ventana de su puerta, sabía que sería difícil llegar allí, pero podía hacerlo.

SiTito pensó que podía hacer de JiMin su "perra", tenía otras cosas que esperar

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Después de muchísimo tiempo, tenemos actualización. Es gracioso que cuando publiqué el capítulo anterior estaba haciendo mi pasantía y ahora llevo trabajando ya seis meses en el banco. Como pasa el tiempo, por cierto, ¡conseguí el trabajo!

Espero les haya gustado, hoy a la tarde subo las siguientes partes de este pequeño maratón.