Capítulo 10.

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Jungkook abrió lentamente sus ojos, pero la molesta luz que se filtraba a través de las cortinas mal cerradas, le obligó a cerrarlos nuevamente. Sintió el peso de un cuerpo que se movía sobre él suyo, haciéndolo abrir nuevamente los ojos al caer en cuenta que la noche anterior estuvo con Jimin.

Trató de moverse con sigilo, para lograr salir fuera de la cama, ya que aquella situación le hacía ponerse sumamente nervioso. Los bombeos de su corazón aumentaban ante la exquisita calidez que desprendía el pequeño cuerpo de Jimin.

Pero su plan se vio estropeado, cuando unos brazos lo rodearon, siéndole imposible concluir su plan de escape.

Jungkook suspiró resignado, observando en silencio por unos cortos minutos el rostro de Jimin.

¡Y maldición, seguía siendo tan encantador como en el pasado!

Cuando Jimin comenzó a removerse, Jungkook decidió que era tiempo de hablar.

—Buenos días, joven Park —su voz salió suave, mientras le quitaba las hebras rubias que caían sobre sus párpados cerrados.

—Nada de buenos... —Jimin parpadeó, volviendo a cerrar sus ojos— ¿Cómo es posible que te muevas tanto al dormir? —se quejó y bostezó.

Jungkook no pudo evitar soltar una risita baja ante su comentario.

—Jimin, pesas bastante y no puedo respirar... —mintió. Jimin era tan ligero como una pluma.

De un movimiento rápido, Jimin se apartó del pecho de Jungkook, dejándolo con una molesta sensación de abandono.

—Tú, idiota. Aquí quien no podía respirar era yo, ¡casi me aplastas mientras dormía! —se volvió a quejar— Por eso tuve que abrazarte —frotó sus ojos con algo de pereza.

—Vaya, eso si es sacrificarse —Jimin; quien ya se estaba levantando de la cama, al escuchar aquellas palabras de Jungkook, lo miró y saltó sobre él, dejándolo completamente aplastado— ¡Solo bromeaba! —logró decir entre risas.

—Para la próxima, te golpearé donde más te duela mientras duermes.

Jungkook no borró esa encantadora sonrisa de sus labios, observando como Jimin abandonaba el dormitorio sin dejar de refunfuñar. Salió de la cama y tomó sus cosas, para meterse al baño y así arreglarse un poco.

Jimin en cambio, ese día no trabajaba. No tenía apuros en vestirse, solo quería hacer nada por el resto del día.

—¿Necesitas que te ayude en algo? —preguntó Jungkook cuando llegó a la cocina, completamente vestido y con su cabello arreglado.

—No. ¿Quieres un sándwich de jamón con queso derretido y un vaso de leche?

—Sí, por favor —tomó asiento en el sofá mientras esperaba— ¿Puedo encender la televisión?

—Claro, solo no subas demasiado el volumen —acomodó los vasos en la mesa, la botella con leche de almendras sabor vainilla y por último, los sándwich recién sacados del horno— Listo, ven a comer.

Jungkook se levantó de inmediato, yendo hacia el comedor.

—Vaya, se ve y huele delicioso —tomó asiento frente a Jimin y comenzaron a comer.

—Obvio, si lo preparé yo —tomó un vaso para llenarlo con leche.

Increíblemente, aquel desayuno que parecía no tener nada de extraordinario, resultó ser uno de los mejores para ambos. El solo hecho de comer con alguien, ya lo hacía más entretenido e interesante.

Jungkook deseó desde lo más profundo de su corazón, que hubieran más momentos así.

Comían mientras hablaban y de vez en cuando, se reían por algo sin sentido que decían. Todo era tan perfecto para Jungkook, que no fue consciente de su propia realidad.

Bad at love 🖤 KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora