Capítulo 23.

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El amor definitivamente no es una mierda como todos creen, porque lo vives; eres feliz, te amas, amas todo lo que te rodea y vuelcas tu felicidad sobre esa persona, porque amas que esté en tu vida. Y cuando te detienes a pensar en los momentos más felices de tu vida, piensas en los que viviste con esa persona, como si no hubieran otros más felices.

Entonces te das cuenta que el amor es algo realmente intenso. Muy intenso.

Pero luego el amor se esfuma de tu vida, y lo que queda es el veneno; una perfecta combinación de dolor y rabia. Entonces te amargas y todo es una verdadera mierda.

Sin embargo, el amor no es una mierda, simplemente todo lo que nos parece mal, nos duele y nos hace sufrir, es una mierda. Una puta mierda. Y como el amor es amor; un fenómeno intenso, complejo, venenoso, delectable, parece que duele más que cualquier cosa. Pero así es todo, así es el amor. Lo vives, eres feliz, fuiste feliz y serás feliz. Es un ciclo. Una especie de rutina.

Jimin había salido solo al centro comercial para realizar unas compras y distraerse un poco, aunque por alguna extraña razón, no lo estaba disfrutando. Comenzó a meterse en diferentes tiendas ropa y calzado, pero el intenso olor a comida le llegó como una bofetada directo en sus fosas nasales, haciéndole experimentar un intenso revoltijo en su estómago que le hizo correr hacia el baño.

Una vez que devolvió el mediocre desayuno que había ingerido por la mañana, se enjuago la boca con abundante agua y se miró su reflejo en el espejo por varios segundos.

—Creo que mejor vuelvo a casa... —murmuró para sí mismo y se lavó la cara, pero un pequeño mareo lo hizo perder el equilibrio— Oh, mierda...

Salió del baño y llamó por teléfono a Taehyung, pero no respondió. Recordó que este estaba acompañando a Hoseok en una reunión importante, así que no insistió más y pensó en ir luego a su departamento para verlo. Iba bajando las escaleras mecánicas cuando vio de lejos, una cabellera castaña se le hizo bastante conocida y cuando llegó al mismo piso, se detuvo en seco.

—Jungkook... —susurró de manera inconsciente, pero rápidamente vio que este no estaba solo; Jieun era quien lo acompañaba. Si Jimin no conociera a Jungkook, fácilmente pensaría que eran una linda pareja de enamorados.

Sus labios se torcieron en una mueca, y la incómoda punzada en su pecho, lo hizo salir de ahí. No tenía porque sentirse así, no cuando él había sido quien terminó todo.

Entonces, ¿por qué se sentía de esa forma?

Jungkook había salido a comprar un regalo para la bebé de los Kim, y Jieun era la mejor acompañante para él en esos momentos. No solo porque tenía mejor sentido de la moda y entendía a la perfección las cosas de bebés, sino porque poseía esa dulzura, encanto y cariño que le hacía falta.

—Mira esto, Jungkookie, es precioso —le mostró un pequeño conjunto de invierno.

—Waah... es demasiado pequeño, ¿segura que caben ahí?

—Por supuesto —soltó una risita ante el comentario— Es una recién nacida, debe usar ropa así.

—La ropa de bebé es más cara que la de adulto —se quejó al ver los precios— ¿Cómo es eso posible?

—Quizás porque es necesaria y dura poco. Los bebés crecen muy rápido —siguió mirando los conjuntos— ¿Sabes...? Yo quería tener hijos, uno o quizás dos...

—Serás una gran madre —afirmó.

—Pero no puedo... —bajó la vista. Realmente no podía, al tiempo de terminar con el maldito de su novio se enteró que tenía leucemia y muy avanzada, tener un bebé era sumamente riesgoso ya que su tratamiento alternativo se vería suspendido— Me hubiera gustado casarme y tener una linda familia...

Bad at love 🖤 KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora