Kit había encontrado en ella todo lo que jamás supo que necesitaba, era su hogar, su lugar seguro, era el amor de su vida. Lamentablemente no todo cuento de hadas tiene un final feliz.
- El sonido de la lluvia me hace sentir seguro... Siempre me re...
Por la mañana Kit despertó cuando afuera de la casa pasó un auto a toda velocidad haciendo un ruido molestisimo, gruñó y se dio la vuelta con el brazo adormecido encontrándose con Leah durmiendo como bebé, tenía la boca entre abierta lo que le causó gracia al pelirrojo quien sonrió para si.
Se levantó y se puso las pantuflas que Benjamin le prestó, se colocó la chaqueta y sin hacer ruido salió de la habitación. Bajó las escaleras en donde el señor Evans preparaba waffles mientras que Laura servía café en un termo.
— Buenos días — saludó con timidez a lo que ambos le sonrieron
— ¿Pudieron dormir por la tormenta? — cuestionó el hombre
— Dormimos bien gracias, solo que Leah me pateó dos veces — acusó a la chica y su madre sonrió
— Siempre hace eso, cuando ella y Alison compartían cama siempre la hacía llorar porque la pateaba y la tiraba de la cama — bromeó sonriente — ¿Quieres desayunar o esperas a que la perezosa se levante? —
— Puedo esperarla no tengo hambre aún y gracias — sonrió y se sentó en un banco junto a la orilla de la barra de marfil — Yo quería hablar con ustedes sobre algo importante sin que Leah se enterara — la pareja lo miró con intriga y asintieron — Sé que Leah no tiene mucho tiempo, conozco su condición y yo... Yo sólo quiero ayudar a que sea feliz durante el resto de su vida — Laura lo miró con las cejas arrugadas mientras lo escuchaba con atención — Y sé que será complicado y quizá no pueda ayudarla a terminar todos sus pendientes y cumplir sus metas pero estos meses que vienen quiero darle todo lo que se merece incluso aunque parezca imposible — Laura le sonrió aún con tristeza en el rostro — He estado planeando un par de cosas que sé que le encantarán y la harán sentir mucho mejor, conozco el riesgo de hacer que ella pase tiempo afuera pero... Si ustedes están de acuerdo quiero darle todo mi tiempo a Leah y darle todo lo que piensa que nunca podrá tener — la madre de la joven se acercó a él y le dio un abrazo
— Literalmente comienzo a creer que eres un ángel caído del cielo... Jamás podremos pagarte todo lo que haces por Leah, dinos las locuras que tienes en mente, vamos a apoyarte en todo sin dudarlo — afirmó la mujer a lo que el hombre le dio una sonrisa, ambos estaban de acuerdo en que el chico era la persona más pura que hayan conocido en la vida y sin duda alguna estaban agradecidos de que Leah haya encontrado a un hombre como el porque Kit no era un niño, era un hombre con una mente hermosa y llena de bondad quien haría lo que fuese por la mujer que ama
Los padres de Leah antes de irse a trabajar escucharon con atención los planes que tenía el pelirrojo, ambos lloraron en varias ocasiones puesto que tan sólo imaginar a su hija en aquellos escenarios y situaciones los llenaba de nostalgia puesto que quizá ella no podría tener una vida larga y cumplir todo lo que siempre quiso, pero Kit estaba ahí, dispuesto a darle todo de él, y eso incluía su tiempo, su esfuerzo y sobretodo su corazón y alma.
