Capítulo 5

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Siento algo raro en la sala y me asomo lo suficiente para ver lo que está pasando.

—¿Estás bien?

—Si...yo... ¡Todo bien! —veo a Michael en la puerta con con una botella en la mano

¿Que hace aquí en esas condiciones?

—Me equivoqué d-de

Dejo de esconderme y salgo a la vista. El me mira sobre la cabeza de Aylen.

—Si me disculpaan, me tengo que ir.

Cuando intenta moverse la botella se le cae de la mano y hace un estruendo por todo el lugar. Aylen se apresura en ayudarlo. Hago una mueca y me acerco más.

—¿Que carajos...?—escucho una voz proveniente del pasillo

Ah.

El vecinito.

Se encuentra con unos audifonos inalambricos en los oídos. Unos shorts cortos y una camisa. Al parecer va a correr.

Este se apresura en ayudar a su amigo con tanta prisa que ni se da cuenta de nuestra presencia hasta que yo hablo.

—Michael ¿estás bien?

—Sí —carraspea la garganta

Veo cómo Craing lo mira a la cara.

—¿Fué el tipo ese loco?

Frunzo el ceño, miro a Michael a la cara. Entonces es cuando lo noto, tiene algunos moretones en su ojos, golpes en su cuerpo y su labio inferior sangra.

—Voy a traer un botiquin—sale de mi boca.

Cuando encuentro lo que buscaba se lo doy a Aylen, ella se encarga para luego colocarlo en el sofá y ahí comienza a curarle las heridas con cuidado. Mientras que yo y Craing seguimos en el marco de la puerta.

—Antes de recibir a los vecinos, deberías ponerte sujetador, no me puedo concentrar.

Miro mi blusa con rápidez, esta es de haxe años, por lo tanto, ya que me han crecido los pechos, me queda más apretada. Me pongo el cabello hacia adelante para tapar esta zona.

Le doy una mirada juzgadora.

—Respeta.

Se cruza de brazos.

—En fin. No tengo por qué mirar lo poco que se notan, puedo quitarte la blusa y luego no solo observarlos.

¿What the fuck?

Intento de ocultar la incomodidad que siento al estar cerca de él, lo sustituyo con una mueca de asco.

—Está hecho —escucho a Aylen decir.

—Genial, me lo llevaré —primera vez que lo veo hablando con preocupación en su tono.

Lo levanta del sofá con mucha facilidad y lo ayuda a caminar.

—Nos vemos chicas —cierra la puerta trás él.

Mi hermana y yo nos quedamos en silencio.

—¿Que fué todo eso?—pregunto.

—No tengo ni ídea ¿quien le pudo haber hecho esto? —responde—Katya, por cierto,  quería disculparme por lo que hice ayer.

—Lo hiciste porque sabías que te arruinaría la fiesta ¿no?

—Yo...

—¿Fué por eso? —pregunto nuevamente.

Ella asiente sinceramente.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora