Por toda respuesta, aparte de la lascivia habitual, Lisie tan solo recibió una mirada fija y penetrante, ella respondió con una sonrisa enfadada disimulando indiferencia.
—¿Porque bicho?
Ella me miró con desprecio, mientras hacia la cabeza hacia atrás, con esa sonrisa que hacia cualquier cosa posible.
—Pues —dijo sínica —eso eres, una cucaracha —replico enfadada —por tu culpa mi novio sale a media noche, de un cuchitril arrumbado en lo profundo.
Su enfado que me pareció infantil, y que por mas énfasis que puso en los peyorativos me pareció fingido.
—Pues déjalo.
Dije en medio de una sonrisa retándola, buscando con dolo finalmente en verdad que rompieran el noviazgo, pero ella reaccionó como siempre, busco una respuesta ambigua que no me diera pie a continuar la línea, y por otro lado que dejara una luz de esperanza.
—Eso quisiera, pero —dijo con aire despectivo —tu estas igualo peor.
El enojo por la insistencia en reprocharnos me ofuscó, pero ella tendría que ganar por fuerza, pues, ya por el solo hecho de que la cortejaba o bien la precaria razón que la mantenía ahí se podría desvanecer y tomaría sus cosas y se iría.
—¿No vas a tomar café?
Preguntó ella tratando de aligerar el ambiente, mientras le daba un sorbo al suyo.
—Ya tomé.
Respondí asombrado de la pregunta, mientras me recargaba en la silla alejándome ligeramente de ella.
—¿Así? —replicó levantando el vaso de Nelly girándolo entre los dedos alternativa de un lado a otro —¿y desde cuando te pintas los labios?
La evidencia que rebasaba cualquier réplica me cerró la salida, comprendí que aceptar la verdad podría terminar por alejarla, sin contar que me llevarían al escarnio, junto a un interrogatorio larguísimo y severo.
—No tengo dinero —dije bajándola cabeza, tratando de confirmar fingiendo lástima mi aseveración —ese baso no se de quien sea.
—Si...—dijo con una media sonrisa —tómate el mío, y vas a tener que llevarme a casa, porque no quiero andar sola.
Y tal fuera los primeros días en que recién nos conociéramos lo hice, claro en aquel tiempo, a diferencia, nos acompañaba Damián, que igual que yo buscaba la venia de Lisie, y en una lucha fundada en los instintos básicos la cortejábamos, y pese a la ausencia física la omnipresente sombra de Damián limitaba el campo de acción de mis acercamientos a Lisie, claro los límites los marcaba ella, para mí la única cota la marcaba la ambigua moral, que yo dictaba con alevosía, bajo la cual en ninguna circunstancia lastimaría a Lisie, pero poco o nada me interesaba el parecer de Damián, y basado en estos cargos, cuando se llegó el momento donde por costumbre Lisie y su novio tomaban un camino y yo el sentido contrario, por la simple y evidente razón de vivir en lugares diferentes, so pretexto de la hora y el echo obvio de que Damián no estaba, sin preguntar simplemente encaminé con Lisie sin consultar con ella, a mis adentros me excusé con el endeble pretexto, en el que ella simplemente lo permitió sin poner excusa ni verse a disgusto, claro que en algún lugar de la consciencia sentía la culpabilidad que ella irradiaba, pero a base de repetir la mentira me convencí que no me importaba, no solo por la purga moral que debía tomar para eludir la responsabilidad, además ella daba pie, e iniciaba con suavidad un acercamiento, que no solo era físico tomándome de la mano o permitiendo que la abrazara, también sentimental, cuestionando sobre mi vida íntima acercándonos, claro para ser justos, yo, no solo lo permitía, la impulsaba buscando disolver el de por si pálido recuerdo de Damián.
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Hace Tres Años
SpirituálníRelato en prosa, narrado en forma anecdótica, en primera persona en un tiempo lineal, la historia de un joven en el vértice superior de un triángulo, donde su pretensa amiga, novia de su mejor amigo le ha abierto la sesgada posibilidad de tener una...