03

131 31 0
                                    
















Un nuevo día había comenzado.

Shotaro llegó a su salón muy emocionado. Ese día llevó dos paletas. Una para él y otra para su nuevo amigo, Sungchan.

Su sonrisa no desapareció en toda la mañana. No podía esperar más, quería que la hora de jardinería llegara ya.

—Shotaro, ¿por qué estás tan feliz?—le preguntó Hikaru mientras pintaba su dibujo.

—Porque hide un nuevo amigo y quiero verlo. Le traje una de mis paletad favoritas.

—¿Tienes un nuevo amigo? ¿Quién es?

—Su nombre es Dungchan— respondió con una sonrisa aún más amplia.

—¿Dungchan? Qué nombre tan raro— soltó una risita por lo chistoso que se escuchaba—¿Y dónde lo conociste?

—¡Aquí, en el jardín!

Hikaru dejó aún lado su dibujo para dirigirse hacia él para abrazarlo.

—¡Shotaro eres muy lindo!—se separó un poco de él—Deberías invitarlo comer juntos en el descanso.

—Hikaru...—le llamó la maestra— suelta a Shotaro y termina tu trabajo, por favor.

La niña obedeció y soltó a su amigo.

Shotaro sonrió. La idea de Hikaru no sonaba nada mal.

[...]

Shotaro corrió lo más rápido que pudo. En su mano derecha llevaba la paleta que le daría a Sungchan.

Cuando llegó al lugar donde cultivaban y tal como esperaba, ahí se encontraba Sungchan, nuevamente solo.

—¡Dungchan!—gritó mientras sonreía.

El niño volteó hacia donde lo llamaban, e igual que la primera vez que se conocieron, tenía su ceño fruncido pero ahora, tenía unas manchas moradas debajo de sus ojos.

—¡No me molestes!—dijo molesto una vez que Shotaro llegó a su lado.

—¿Dungchan? ¿Por qué me hablad así?—preguntó mientras una mueca triste comenzaba a formarse en su rostro.

—Porque me estás molestando. ¡Déjame en paz!

Shotaro lo estuvo observando por un momento, hasta que notó un rebelde mechón de cabello de Sungchan. Se acercó más a su nuevo amigo para intentar peinarlo ya que creía que no lo dejaba ver bien, lo que hizo que este frunciera aún más su ceño. Molesto, Sungchan empujó fuertemente a Shotaro haciendo que cayera al suelo.

—¡Taro!—gritó Hikaru asustada cuando vio a su amigo en el suelo—¿Estas bien?—preguntó mientras lo ayudaba a levantarse.

D-Di, no te preocupes.

Hikaru dirigió su vista hacia aquel niño que solo observaba la situación sin hacer nada. Era obvio, él había empujado a Taro.

—¡Maestra! ¡Maestra!—gritó Hikaru, e iba a correr sino fuera porque Shotaro le había tomado su mano.

—¡N-No! No le digas a la maedtra.

—¡Claro que le voy a decir! Él te empujó—Hikaru insistió pero rápidamente, su maestra se acercó a ellos.

—Niños, ¿qué pasó?

—Maestra, ese niño de allá empujó a Taro—se quejó la niña mientras señalaba a Sungchan.

—¡No es dierto! Yo lo edtaba molestando y por eso me empujó.

Shotaro y Hikaru comenzaron a alegar, haciendo suspirar a la docente.

—Haber, escuchen—los interrumpió—. Shotaro, no debes de molestar a tus compañeros. Y Sungchan, no debes de empujarlo. Son compañeritos, se deben de llevar bien. Si vuelvo a ver que están teniendo problemas entre ustedes, voy a llamar a sus papás, ¿quieren que haga eso?—ambos niños negaron con la cabeza—Entonces, llévense bien—la maestra notó que en la mano de Shotaro había un raspón debido a su caída—. Yo llevaré a Shotaro al salón a limpiarse su herida mientras ustedes se integran al grupo.

La maestra y Shotaro se fueron juntos, dejando a Hikaru y Sungchan solos. La niña obedeció y se dirigió hacia donde estaban sus demás compañeros, no sin antes dedicarle una mueca molesta a Sungchan. Hikaru sabía que Shotaro lo estaba cubriendo.

Sungchan frunció aún más su ceño, y cuando estaba a punto de ir hacia donde estaban los otros, notó que en el suelo había una paleta de limón. Era igual a la que Shotaro le había regalado la vez anterior. La levantó y la guardó en su bolsillo del pantalón para después integrarse al grupo.

Shotaro sólo quería ser su amigo, mientras que él solo le hablaba mal.

Suspiró. Tal vez si fue un poco lejos.

𝘓𝘌𝘔𝘖𝘕 𝘉𝘖𝘠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora