Cuenta una leyenda oriental que todos los seres humanos nacen con un hilo rojo que los unen a otra persona. Este hilo es un hilo muy poderoso que puede enredarse, alargarse, acortarse, pero jamás romperse. Este hilo siempre guiará a esa persona hacia su alma gemela y les mantendrán atados por el resto de sus vidas...
Aunque estas personas no quieran o se odien.
-Mori-sensei, no lo volveré a repetir una segunda vez: o encuentra unas tijeras de una vez y corta este hilo o me veré en la obligación de usar mi espada.
-Debo reconocer que a mí tampoco me gusta verme en este compromiso con usted, pero no puedo evitar reírme ante tal escena que estamos montando.
Los dos personajes en discordia estaban ahora mismo en la sala de artefactos especiales de la División de Asuntos Especiales, esperando a que Taneda les entregara la documentación de un peligroso terrorista que amenaza con destruir medio puerto de Yokohama.
Antes de dejar a ambos solos, les hizo prometer que no tocaran nada... Pero Mori se lo tomó como un reto personal e hizo exactamente lo contrario: tocó una especie de ovillo de lana rojo y su muñeca con la de Fukuzawa quedaron atadas en un abrir y cerrar de ojos.
-A veces cuestiono su edad mental, Mori-sensei -comentó bastante enfadado el albino mientras observaba al doctor intentando desanudar el hilo de su muñeca.
-No se trata de la edad mental, Fukuzawa-dono. Se trata de la curiosidad.
-Y de sus ganas de fastidiar diariamente a Taneda.
-Eso también.
¿Pero quién le había mandado asociarse con tal espécimen que solo buscaba molestar al primero que se cruzara en su campo de visión? ¿Quién en su sano juicio seguiría a tal elemento, sabiendo que acabaría en problemas sí o sí? ¿Acaso Natsume-sensei lo estaba castigando por haber asesinado a tantos funcionarios en la guerra? Fukuzawa tenía claro que prefería antes pasar el rato con un Ranpo emberrinchado porque se ha quedado sin dulces a tener que ver la cara del doctor solo un segundo.
-Taneda se va a enfadar y con razón.
-En vez de enunciar lo evidente, ¿por qué no ayuda un poco? -preguntó algo molesto Mori mientras mordía el hilo como último recurso.
-Se me había ocurrido utilizar mi espada y cortarle la muñeca.
El doctor dejó caer el hilo de su boca con cara de estupor.
-¿Y por qué no ha optado por cortarse la suya? Aunque siendo francos, no me gustaría pasear su mano atada a mí por Yokohama...
-¿Le recuerdo que ha sido usted quien ha tocado ese ovillo? Si hiciera caso al sentido común del que carece, no estaríamos en este problema.
-¿Se da cuenta de que lo que acaba de decir es la mayor tontería jamás dicha por el ser humano en toda su historia? Si se carece de algo, no se le puede hacer caso.
-Eso no le deja en buen lugar.
-Y usted con sus ideas tampoco.
-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Taneda entrando en la sala.
Rápidamente, ambos hombres ocultaron sus manos en su espalda a la vez que decían un "nada" que sonaba más falso que un billete de 3 euros.
El jefe de la División de Asuntos Especiales frunció el ceño y miró a ambos, quienes intentaban ocultar el problema poniendo la mejor cara de póker de la historia.
-¿Qué has tocado esta vez? -preguntó directamente a Mori.
-¡Uy! Es usted un desconfiado, Taneda-dono. Por una vez que no hago nada...
-¿Y ese hilo rojo que cuelga de vuestra espalda qué significa? -preguntó señalándolo.
-Significa que Mori-sensei es un mentiroso compulsivo y que se toma la vida como un juego.
-¿Le han explicado alguna vez el significado de la palabra "chivato"? -le acribilló con la mirada.
Ambos enseñaron sus muñecas con el hilo atado a ellas y Taneda se frotó la barbilla inspeccionándolo.
-¿Quién de los dos tocó el...? No hace falta que contestéis -dijo antes de que Mori levantara la mano.
-¿Sabe cómo se desanuda? -preguntó esperanzado Fukuzawa.
El hombre siguió observando el hilo mientras varias ideas le venían a la cabeza.
-Curioso... Este hilo se dice que se ata a la persona que lo toca y a la persona con la que está destinado a estar unido... Si se ha atado el otro extremo a Fukuzawa...
-Eh, eh, eh, eh. Pare un momento -le interrumpió Mori-. Lamento volver a informar de que...
-Como vuelva a mencionar sus gustos aberrantes, no tendrá que volver a preocuparse ni por el hilo ni por su vida.
Ante las palabras del albino, el joven calló y esperó a que Taneda siguiera hablando.
-Lo que está claro es que ambos estáis unidos por un destino en común... ¡Y puede que no sea el romántico! -dijo rápidamente cuando vio a Mori abrir la boca de nuevo-. Puede que sea de amistad, de alianza, de enemistad, de odio... Vuestros caminos se cruzarán una y otra vez hasta que uno de los dos muera.
-Siempre podemos decirle a Natsume-sensei que anule nuestra alianza -bromeó Mori.
-Eso me da igual. ¿Cómo se suelta este hilo?
Taneda se cruzó de brazos y su rostro se tornó serio.
-Uno de los dos debe morir.
Ambos hombres abrieron la boca al mismo tiempo, aturdidos por lo que acababan de escuchar. ¿Matar allí mismo a aquel doctor cuando Natsume-sensei le había pedido que lo protegiera? Puede que no le gustara Mori, pero no dudaba en que era una pieza vital para el Plan Tripartito y que, a veces y solo a veces, le gustaba aprender cosas de él. Mori le había enseñado a ver la vida desde diferentes puntos de vista y a saber quererse a uno mismo, seas como seas.
Se negaba a matar a aquel hombre con el que había compartido tantas aventuras solo por un hilo.
Cuando se giró para decírselo, el doctor ya tenía un bisturí en la mano y mirada psicópata.
-No se mueva, Fukuzawa-dono. Así le dolerá menos.
Este hombre no tenía sentido común ni nobleza alguna.
Mientras los dos peleaban por ver quién mataba al otro, Taneda observaba desde la distancia tapándose la boca con los documentos mientras sonreía y murmuraba:
-O siempre pueden cortar el hilo con unas tijeras.
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𝐅𝐔𝐊𝐔𝐌𝐎𝐑𝐈 𝐖𝐄𝐄𝐊 𝟑 ; < 𝘉𝘚𝘋 >
Fanfiction¡Llegan nuevas aventuras de este dúo peculiar con una "trepidante" semana cargada de risas, llantos y cuestiones que se hace Fukuzawa sobre el estado mental de Mori! • Día 01: Hilo Rojo • Día 02: Compartir paraguas • Día 03: Una cama • Día 04: Recon...