Día 06. Chocolate

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(AU Gakuen)

El director Fukuzawa ya había sido avisado desde hace unos meses que algo así iba a ocurrir: chicas nerviosas, depresión por parte de los chicos y unas cajas llenas de chocolate entre medias. Aquel 14 de febrero suponía en el Instituto Bungou uno de los peores días a la hora de dar clases y de admirar los patios en pleno florecimiento: los alumnos deambulaban como almas en pena y espantaban a los gatos que con tantas ganas quería acariciar.

Hoy era mejor mantenerse en su despacho hasta que se fueran todos a casa y pudiera dar sus paseos.

Con un largo suspiro abrió la puerta de su despacho. Odiaba estar encerrado durante un día en el que hacía muy buen tiempo. Con un poco de suerte, podría entretenerse corrigiendo algunos trabajos y limpiando las manchas de azúcar de los de Ranpo.

Le esperaba un día aburrido o eso pensaba...

Nada más verlo allí, se llevó la mano a la cara y suspiró. Había cosas que no cambiaban ni aunque fuera San Valentín o Año Nuevo.

-¿Sigue con sus peculiares pasatiempos en vez de estar dando clase, Mori-sensei?

-Hm.

Apostado en la ventana con prismáticos provisto estaba el subdirector Mori. Se encontraba en ese mismo instante vigilando el patio del colegio de al lado: un colegio de primaria lleno de niñas. El despacho de Mori estaba bajo el de Fukuzawa, pero siempre conseguía forzar la cerradura para entrar en él y observar mejor a las niñas jugar.

Un día de estos se presenta la policía y Fukuzawa confesará que no lo conoce de nada.

-¿De dónde ha sacado los prismáticos?

-El profesor Kajii me los prestó cuando le dije que eran para un trabajo de campo -contestó sin mirarlo.

El director tomó asiento en el sofá y dejó los trabajos sobre la mesa. Lo mejor era pasar de él y tener preparada una declaración para cuando fueran a la comisaría a declarar. Hasta el profesor Kunikida tenía varias apuntadas en su libro.

De pronto, el albino se percató de la presencia de una caja envuelta encima de su mesa.

-¿Y esto?

-Un regalo.

-¿Es suyo?

-Hum... Podría decirse.

No veía a ninguna estudiante regalándole a Mori chocolate por San Valentín, no era un profesor muy querido por el alumnado, sino todo lo contario: era temido por todos por la facilidad con la que conseguía torturar a sus alumnos psicológicamente solo con un examen.

¿Quién en su sano juicio le regalaría chocolate en San Valentín? Obviamente alguien que no sepa qué es San Valentín.

-Disculpe mi impertinencia, pero no puedo evitar sentir curiosidad por saber quién se lo ha regalado.

Mori se rio un poco sin dejar los prismáticos.

-La curiosidad mató al gato; tenga cuidado, Fukuzawa-dono.

No sabía ni por qué se molestaba en intentar descubrir algo de aquel hombre que se cerraba herméticamente cuando ninguna niña estaba a su alrededor. Sin embargo, no podía evitar esa sed de saber quién albergaría sentimientos por él.

-¿Ha sido esa niña a la que siempre observa?

-Si Elise-chan me hubiera regalado ese chocolate, no estaría ahora jugándome una multa por espiarla.

Cierto.

-Entonces, ¿quién ha sido?

La insistencia de Fukuzawa consiguió que el subdirector se despegara de la ventana y de los prismáticos y lo mirara algo molesto (con la marca de los prismáticos en los ojos).

-Como sé que es usted muy perseverante y no se va a callar hasta que no lo sepa, se lo diré y me dejará en paz: fue una de las cuidadoras del colegio de al lado.

El director parpadeó varias veces, sin caer en lo que acababa de oír.

-La pelirroja -aclaró Mori.

Ah... La nueva profesora de primaria...

-Supongo que aún no conocerá sus inquietos gustos.

-Solo me dijo que le habían sobrado y que me los daba. Por supuesto, yo me negué avisándola de que solo me gustan las menores de 12...

-¿Y no le denunció?

-Me tiró la caja a la cara.

Comprensible. Entendible. Aunque la denuncia tampoco hubiera estado mal.

-¿Y no piensa abrirla? Se le va a derretir.

-Yo solo acepto chocolates de mi Elise-chan.

-¿Y qué va a hacer con este?

Mori se llevó la mano a la barbilla y observó la caja y a Fukuzawa.

-Se lo regalo -dijo sin más mientras se giraba de nuevo a observar por la ventana.

Las soluciones de Mori solían ser breves, rápidas y concisas, sin jamás andarse por las ramas. No obstante, aquella solución en aquel día...

-¿Sabe lo extraño que ha sonado eso?

-Cállese ya y cómaselo.

𝐅𝐔𝐊𝐔𝐌𝐎𝐑𝐈 𝐖𝐄𝐄𝐊 𝟑 ; < 𝘉𝘚𝘋 >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora