capitulo IV: El gran viaje parte 2

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Puebla de los Ángeles – México 17/05/2012

Otro día empieza, y un decidido aventurero iba en busca de su inesperada y llamativa aventura. Recogió todo el contenido que tenía y dejo un pequeño trozo de papel en la mesa de la cocina con una nota en el papel:

"Nando, me fui a mi gran búsqueda,

cuida a nuestra nana por mí ¿está bien?

te quiero mucho, a los dos por igual."

Con cariño:

-Leo san juan

Ya hecho eso, se retiró y salió de la casa, corriendo hacia la catedral del pueblo donde estaba aquel barco-globo aerostático, agarro sus cosas y lo acomodo en ese lugar. Tomo el timón, encendió el fogón del globo y de ahí partió hacia su próximo destino: Santa Cecilia. Mientras en la casa, el San Juan mayor se despertó y se dio cuenta de que su hermano ya se había marchado.

Dionisia: ¡Fernando!

Nando: ¿Qué sucede, nana?

Su nana le entrego la nota que leo dejo ante de irse. Los dos lo leyeron y algunas lágrimas de sus ojos cayeron como gotas de lluvia a través de una ventana. No dijeron nada entre ellos pero una sonrisa luminosa en sus rostros se relevó como signo de esperanza y orgullo, para que la virgencita de Guadalupe lo guie en su camino.

Pasaron los días, leo se encontraba dormido dentro de una habitación del barco, estuvo despierto toda la noche porque estaba averiguando y manteniendo el rumbo hacia el punto de coordenada que habían indicado. Estaba profundamente dormido hasta que un escándalo lo despertó de su siesta.

¿?: ¿¡Cuántas veces te voy a decir!? ¡Estáis girando donde no es la ruta!

¿?: ¡No me digas que hacer anciano! ¡Yo sé lo que estoy haciendo, y tú lo estás estropeando!

¿?: ¿¡Estropeando YO!? ¡TÚ lo arruináis todo!

Unos golpes de repente se escucharon en el techo de la habitación, al parecer estaban peleando. ¿Pero quienes estaban peleando?

¿?: ¡Basta chicos! Van a hacer que leo se despierte.

¿?: *Suspiro pesado* tenéis razón, no queremos que se asuste cuando nos vea.

Leo *en su mente*: esas voces. Parecen ser familiares.

¿?: Arch ¡hasta cuándo estará dormido ese zoquete! Ósea, tiene mil horas dormido ese patán.

¿?: Como tú en tu celular, Teodora.

¿?: ¡Tú cierra el hocico!

Sin duda alguna, esas voces parecen familiares. De repente, se escuchó unas pequeñas risas en una de las cajas del almacén. Decidió echar un vistazo para ver de dónde provenía el sonido, abrió la caja donde estaba y se sorprendió por lo que vio.

Leo: *sorprendido* ¿finando? ¿Moribunda?

Ambas calaveritas estaban comiendo un pan dulce que estaba en las cajas del almacén. Pobrecitas, tenían hambre después de un largo trayecto para encontrarse con su amigo.

Leo: ¡están aquí! ¿Pero cómo? Esperen, si ustedes están aquí ¿los demás están afuera?

Ambos afirmaron con la cabeza. Leo abandono la habitación y se dirigió hacia la cubierta y ahí estaban. Todos sus amigos estaban ahí.

Leo: *emocionado* ¿chicos?

Los demás: ¡leo!

Esto era muy emocionante, leo al fin volvió a reencontrarse con sus amigos, todos se reunieron para darse un gran abrazo consolador.

Xóchitl: ¡leo! Te extrañamos demasiado.

Leo: y yo a ustedes.

Ambos chicos se dieron un beso. Hace tiempo que esta bonita pareja no se habían visto, que bonito momento.

Don Andrés: leo, muchacho, hace ya mucho tiempo que no hacéis estos tipos de misiones ¿Qué pasa?

Alebrije: si leo ¿Qué sucede?

Leo: fray Godofredo me envió en una misión. Tengo el pergamino de la situación pero no le entiendo la letra, pero sé que la misión será fuera de México.

Teodora: ¡no me digas, leo! ¿Dónde será? En Francia, Perú, China ¡oh! ¡Estados Unidos! Tienen cosas tan monis.

Leo: en realidad, Teodora. No estoy seguro de donde es.

Leo les enseño el pergamino a sus amigos. Ellos se fijaron la letra del pergamino con una fruncida cara, descubriendo de qué idioma era.

Alebrije: ¡ah, ya se!

Leo: ¿en serio?

Alebrije: ah.... No.

Leo y el resto: ò-ó

Evaristo: ¡ya lo tengo! Ese idioma puede ser de dos países, China o Japón.

Leo: yo también pienso en eso, pero no estoy seguro de cual es.

Xóchitl: puede ser que ambos idiomas son iguales en un sentido, pero su pronunciación es diferente.

Leo: mmmm... tal vez tengas razón. Bueno, averiguaremos sobre eso después. Hay que llegar a nuestro destino: la ciudad de Santa Cecilia.

El resto: ¿?

Leo: tranquilos, yo tampoco he conocido ese lugar, pero lo haremos.

Ya dicho eso, algo comenzó a temblar el globo. El cielo empezó a tonarse de color gris por los grandes nubarrones. Truenos y relámpagos hacían sonar el ambiente.

Don Andrés: ¡se acercad una tormenta!

Leo: oh no ¡SUJETENSE!

Todos se sujetaron, otros buscaron refugio para protegerse de la tormenta. Leo tomo el timón con fuerza y se aferró lo más que pudo para luchar contra la tormenta. El viento soplaba con mucha fuerza, relámpagos sonaban y aparecían en todos lados, tratando de hundir del barco, bueno estrellarlo y hacerlo caer, es un barco navegando desde el cielo ¿cierto? Leo trato de esquivar los obstáculos de la tormenta y lo logro hacerlo. Pero cuando todo estaba tranquilo...

Teodora y Xóchitl: *ambas gritan al mismo tiempo* ¡leo! ¡CUIDADO!

Leo: *se sorprende que un rayo aparece de repente*

Un rayo destruyo el barco. El impacto fue tan fuerte que leo sobresalto del golpe, chocando sobre el suelo y dejándolo inconsciente. Alebrije actuó rápido para cargar al muchacho y esconderse junto con los demás. Todos se abrazaron con mucha fuerza y miedo para prepararse para el impacto. Cerraron sus ojos y sujetaron muy fuerte al mexicano, no querían que saliera lastimado o algo peor. El momento del impacto se hizo presente. Un escándalo hizo temblar el suelo y un pueblo atemorizado por aquel suceso. Todos los habitantes salieron para encontrarse un barco destrozado con algunas llamas, ya que aún estaba lloviendo. "¿Dónde llego eso?", "¿había alguien ahí?", "¿Cómo rayos le ocurrió andar afuera en estas condiciones de clima?". Muchas preguntas se formulaban en aquel lugar.

En la escena de lo sucedido, despertaba la curiosidad de muchos, incluyendo a dos jóvenes muy particulares.

Fin.

La leyenda del príncipe de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora