Capítulo V: hechizos mágicos y música muerta

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Santa Cecilia-México 23/05/2012

¿?: Oh vaya ¿Qué rayos era eso?

¿?: No lo sé miguel, pero me pregunto cómo llego esa cosa.

¿?: ¿Será que vino un ataque terrorista de piratas galácticos? Porque en serio, sería algo espantoso, Marco.

¿?: *Un poco molesto* ¡oh vamos, miguel! No va a llegar a suceder tal punto.

¿?: Lo siento, me deje llevar.

Como lo dije anteriormente, la curiosidad despertó al pequeño pueblo de Santa Cecilia por aquel impacto del globo de leo, incluyendo a dos jóvenes en particular. El primero que comento de la escena, comenzó su vida segura y normal en Eco Arroyo (EE.UU.), hasta que un portal de otra dimensión cambio su vida. Conoció a una princesa hechicera quien tuvo grandes y arriesgadas aventuras y fueron grandes amigos. Actualmente son novios y ambos conviven en una tierra real y fantástica, donde los humanos compartían con las criaturas de una antigua población llamada Mewni. Su nombre es Marco Díaz.

El segundo tuvo su historia en el famoso día de muertos, aquel joven le apasiona la música y vive feliz al tocarla y sentirla en su corazón. Pero tenía un pequeño problema, su familia la destetaba, ya que su tatarabuelo, un músico que componía canciones para un artista y amigo, nunca regreso y su tatarabuela, mamá Imelda, alejo la música de su vida y la de su hija, mama Coco, su bisabuela. Imelda trato de mejorar su vida económica creando zapatos, tradición que fue heredado generación por generación, pero el odio de la música seguía igual. Él quiso saber quién era su tatarabuelo y por qué su familia odiaba tanto la música. Así que partió y atravesó la tierra de los muertos a resolver el dilema.

Al principio, creyó que su tatarabuelo era su ex ídolo, Ernesto de la Cruz, pero era en realidad su amigo Héctor. Comprendió que la familia era mucho más importante que una nota musical y hay que atesorarlo con mucho cariño y amor. Arreglo los asuntos pendientes de su familia y decidió ir a donde estaba su bisabuela para que recuerde su padre y la vida que algún momento eran felices, tal acción lo logro y su familia dejo el odio hacia la música para siempre. Aquel chico se llama Miguel Rivera.

Lo que sucedió antes del accidente es que Marco estaba de vacaciones con su familia en Santa Cecilia. Como Marco y Miguel son amigos desde hace 4 años, decidieron ir a la plaza del Mariachi a platicar. Estuvieron en la capilla cuando la tormenta comenzó a caer y como no querían empaparse decidieron quedarse ahí hasta que la tormenta terminara y así cada uno volver a casa. Ante el gran escándalo, dieron un golpe del susto por el mencionado, Marco quiso investigar por dónde provino el impacto y miguel lo siguió. Avanzaron hacia un montón de personas que veían como una especie de barco hecho en pedazos con algunas llamas apagadas por la lluvia. Los dos tenían un sinfín de preguntas en sus cabezas y una curiosidad gigante.

Marco: En fin ¿Cómo llego eso hasta acá?

Miguel: tal vez sea el globo gigante que está en el suelo.

Marco: mmm... tal vez sea por eso.

Miguel: pero ¿quién lo haría?

Por el milagro del pueblo, los bomberos, policías y rescatistas vinieron para chequear la situación, ya tenían a la pobre gente asustada.

Marco: *susurrando* Miguel, ven.

Miguel: *susurrando* ¿A dónde?

Marco: *susurrando* solo sígueme.

La leyenda del príncipe de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora