capitulo IX: un joven intelectual

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San Fransokio – Japón 14/06/2012

Leo: ¡wow! Nunca vi una cosa como esta.

Ahí estaba nuestro protagonista, penetrando hacia la inmensa ciudad de san Fransokio con sus amigos. Nunca pensó ver una maravilla de ciudad como esta. Era muy fácil diferenciar de como admirar un lugar de lejos como de cerca. Estaba perplejo con lo que veía, de todos los lugares que habían visitado, nunca había visto una como este.

Miguel: ¡vamos, leo! ¡estas quedándote atrás!

Leo: oh, lo siento, es que no podría creer lo que estoy viendo.

Marco: lo sé, este lugar es mucho más grande cuando entras a este lugar. Además, si fuera adivino, estaría seguro que los habitantes de nueva york estarían celosos con esta maravilla.

Leo: ¿nuevo york? ¿Dónde queda esa ciudad?

Marco: en los estados unidos.

Miguel: ¡es cierto! Me dijiste que fuiste con tu familia allá una vez.

Marco: si, tal vez vayas a visitarlo algún día, leo.

Leo: vaya...

Leo sí que estaba impresionado ¡nunca pensó cuantos lugares puede visitar y admirar! Su curiosidad estaba creciendo mucho más cuando veía los locales del lugar: puesto de comida japonesa exquisitas, divertidos juegos virtuales, bonitos regalos y peluches de animales con caras chistosas; había un montón de sitios que recorrer y descubrir.

Pero por ahora, ellos están buscando al chico que podría ayudarlos a descifrar el pergamino. Atravesaron el centro de la ciudad hasta llegar al barrio donde estaba el mencionado, miguel y marco iban por delante para guiar el camino mientras que leo por detrás estaba ilusionado por que observaba que no se dio cuenta por donde caminaba.

Miguel: ¡ok, ya llegamos!

Leo: *confundido* ¿estás seguro que este es el lugar? Es solo una cafetería.

Marco: es la cafetería de su tía, de seguro aún está abierto.

Entraron al lugar para encontrar a la encargada del local, por suerte estaba atendiendo unos clientes, miguel fue a buscarla y decirle sobre su sobrino mientras que marco y leo se sentaron a esperar. El lugar era sereno y tranquilo, con comensales y buena música. Típico de toda cafetería.

Leo: *en su mente* ¡que lindo lugar! Si que su tía sacrifico demasiado para obtener lo que quería.

Miguel: chicos, hable con ella y me dijo que él está en su cuarto. Por ahora no está ocupado.

Marco: ¡excelente! Vamos, leo.

Leo: está bien, pero ¿podría decirle a ella si podía darme algún refrigerio? De verdad, quiero comer algo.

¿?: *detrás de leo* ¡claro que sí! Puedes pedir lo que sea, pues es mi negocio, satisfacer mis clientes con buenas vibras y comidas deliciosas.

Los clientes felicitaron a la encargada con aplausos y risas, era el lugar más visitado en toda san Fransokio.

Leo: gracias de verdad, señora...

¿?: Cass hamada, pero puedes decirme cassie, si tú quieres.

Leo: bueno, es un gusto señora "cassie".

Cass: el gusto es el mío.

Marco: ¡vamos leo! Debemos que ir al cuarto de hiro.

Leo agarro una rosquilla de una bandeja y fueron corriendo al cuarto del mencionado. Estaba en el último piso del lugar y tuvieron cuidado para no tropezar con nada. En las paredes había demasiadas fotos de algunos familiares de la señora hamada. Por suerte, la habitación de su sobrino estaba a lado, se asomaron por la puerta entre abierta y ahí estaba. Hiro estaba jugando videojuegos en su computadora con los audífonos en sus oídos. Al parecer, estaba jugando un juego de combate en línea con otros jugadores, porque estaba hablando y gritando como si estuviera hablando con alguien.

La leyenda del príncipe de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora