BAJO EDICIÓN: The rescue {Sarita y Franco - Pasión de Gavilanes 2}

I: Los papeles de Franco

 -Y quiero darme una oportunidad en la vida –dijo finalmente Sara-

Jimena observó a su hermana preocupada, sabía que a Sara le hacia una falta terrible Franco, pero jamás se imaginó que para intentar olvidarlo, ella pensara en liarse con otro hombre, en especial, un hombre al que no amaba.

Sara se sintió terrible luego de decir aquellas palabras, en el fondo de su corazón sabía que aunque lo intentara con todos los hombres del mundo, jamás lograría sentirse como se sentía cuando estaba con Franco.

Nunca podría enamorarse nuevamente, eso era seguro, le había entregado todo el amor que tenía para dar a ese hombre de ojos azules y risa escandalosa con el que se había casado hace más de veinte años.

Un golpe en la puerta sacó a Jimena y Sara de sus pensamientos, cuando fueron a ver quién era, se encontraron con Gonzalo

-Señora Sara, su hijo Andrés y el señor Demetrio están discutiendo, creo que debe ir usted a detenerlos.

-¿Dónde están? –preguntó Sara preocupada-

-En el estudio de don Franco

Sara salió disparada hacia el estudio seguida de Jimena, al llegar al viejo estudio, corrió a separar a Albín y Demetrio, que estaban a los golpes.

-¡Ya! ¡Paren los dos! –Gritó entrometiéndose- ¿Qué sucede aquí?

-Vinieron a agredirme –dijo Demetrio de inmediato-

-Ningún agrediendo, este tipo vino a destrozar el estudio de mi papá

-Y Además, le ha faltado el respeto a TU hijo –agregó Albín-

Sara miro sorprendida a Demetrio, que fingía no saber nada del asunto.

-Demetrio, retírate.

-Sarita...

-¡Que te retires, he dicho! –Volvió a decir Sara-

Demetrio suspiró y se retiró, Sara intentó encontrar palabras que no hiriesen a su hijo, pero que le dejaran en claro las reglas de su propia casa.

-Yo sé que ustedes quieren aferrarse al recuerdo de su papá –Hablo calmada- pero ustedes entiendan, que a mí me hace daño

-Mamá...

-Yo no quiero privarlos de los recuerdos de su padre, pero ya no puedo seguir viviendo cerca de este estudio, Andrés, soy yo quien tiene que pasar por este lugar todos los días, soy yo quien recuerda a diario los momentos que viví con tu papá en este lugar, y ya no puedo más, mi amor, no puedo más. –Dijo Sarita en un hilo de voz-

Andrés no supo que decir ante eso, su madre tenía razón, hacía semanas que él no se pasaba por aquel lugar, y no dudaba que Gaby igual.

-Mamá... no sabía que te sentías así.

-Pueden quedarse con todo lo que había dentro, pero por favor, déjenme sanar a mi manera, yo también tengo derecho a hacerlo, Andrés.

-Perdóname, mami

Andrés abrazó a su mamá, y sin soltarla se alejaron del estudio, no valía la pena luchar por él, si eso lastimaba a su mamá.

{...}

Jimena Elizondo había observado cuánto daño le hacia el estudio a su hermana, y sabia lo difícil que sería para ella destruirlo, aunque creyese que hacia lo correcto, Jimena sabía que Sara solo se haría más daño huyéndole a los recuerdos.

Por eso mismo, en la noche, la llevó a un paseo por la hacienda, que terminó frente a la entrada de aquel lugar.

-¿Qué hacemos aquí? Jimena, vamos adentro