VIII: Carreño

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—¿Cómo dormiste, mi amor? -Preguntó Sara entrando en la habitación-

Franco Reyes se frotó los ojos, intentando despertarse completamente, Sara sonrió mientras se acercaba a él y se subía a la cama a su lado, para plantarle un beso en la mejilla.

—No tienes que levantarte si estás muy cansado, quédate aquí

—Tengo que reunirme con mis hermanos, Sara, y tengo varias cosas que hacer, no puedo qu-

—Buenos días -saludó Andrés-

Sara y Franco miraron en dirección a la puerta al oír la voz de su hijo

—¿Cómo te sientes, papá?

—Bien, hijo, no te preocupes.

—Voy a ver si Irene ya tiene listo el desayuno, enseguida vengo a buscarte -Habló Sarita antes de salir de la habitación-

—Papá, sé que tal vez es muy temprano, pero realmente quiero saber que es lo que te atormenta por las noches, me preocupas

Andrés se sentó cuidadosamente al lado de su padre, y Franco suspiró, sabiendo que no podía ocultar aquellos traumas por más tiempo.

—-Son sueños sobre ustedes tres. He tenido pesadillas desde que me fuí, pero siempre eran escenas de ustedes viviendo sin mí, pensaba en cómo sería su vida ahora que ya no estaba, afortunadamente, soñaba que estaban bien, que vivían normalmente, pero se convertian en una pesadilla cuando comenzaba a imaginarmelos odiandome, cuando mi mente creaba escenarios donde me culpaban de haberlos lastimado, a pesar de ser cierto, no dejaba de dolerme el tan solo pensar en eso.

—¿Eso fue lo que soñaste anoche? -Franco negó con la cabeza-

—Cada día encerrado en aquel lugar, lo único que podía hacer era preguntarme como estarían, si necesitarian algo, si estaban bien, si les hacía falta... hasta que un dia me pregunté si estarían en peligro. Mi mente no dejaba de preguntarse qué pasaría si ustedes estuviesen en peligro.

—Pa... uno siempre está en peligro, nosotros no somos la excepción.

—El tan solo pensar en que podría haber alguien tratando de hacerles daño... no me dejaba dormir. Mi mayor miedo siempre ha sido que a ustedes les pasara algo, incluso antes de tener que irme, no podía dejar de pensar en ustedes necesitando, me sentía tan culpable al imaginarmelos necesitando protección, y yo estando lejos.

—Estuviste lejos para protegernos, papá.

—¿Y si eso no hubiese sido suficiente? No tuve más opción que confiar en la justicia que me aseguró que no les tocarian un pelo a ustedes, pero siempre tuve miedo de que alguien viniera a buscarlos por mis errores.

Andrés Reyes Elizondo sentía que su corazón se rompía al escuchar a su padre. Durante años, había creído que Franco Reyes era un insensible, que no se había parado a pensar ni por un segundo en su familia. Ahora, Andrés confirmaba que su papá no había dejado de pensar en ellos ni por un minuto de su vida, sólo podía imaginarselo sentado en su celda, sufriendo por ellos, y la imagen le partía el alma.

—Papá, es cierto que han habido momentos de sufrimiento, que hemos estado en peligro alguna que otra vez, pero por favor, quedate tranquilo, que nada de eso ha tenido que ver contigo, tu sacrificio no fue en vano, papá, ya pagaste por tu error, es hora de que te repongas y vuelvas a ser el papá bromista y alegre que conozco.

—No creo que tu madre extrañe mis bromas -río Franco-

—Mamá puede ser amargada a veces, pero ama cada pequeña cosa sobre ti, incluso a ti y Gaby haciendo tonterías. Creeme que lo que más queremos es verte sonreír de nuevo y vamos a ayudarte a que vuelvas a ser el de antes.

BAJO EDICIÓN: The rescue {Sarita y Franco - Pasión de Gavilanes 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora