V: El fallo

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Franco no podía estar tranquilo luego de la visita de Sarita. Le había hecho feliz volver a ver al amor de su vida, por supuesto que sí, pero no podía dejar de pensar en el peligro que corria Sara por intentar ayudarlo.

Franco veía como todo el daño que le había hecho a su familia en un intento de protegerlos de sus errores, habían sido en vano. Él había dudado mucho al momento de tomar la decisión de irse, lo había pensado durante semanas, analizando cada pequeño detalle de lo que haría, él estaba seguro de que Sarita y sus hijos estarían bien, siempre y cuando Sara siguiese sus instrucciones.

Claramente, Sara jamás seguiría las instrucciones de su marido, a menos que ella creyese que era lo correcto.

Franco solo esperaba que Sara supiese manejar la situación, en el mejor de los casos, ella conseguiría liberarlo y podrían volver a casa, en el peor, él seguiría preso, y Sara estaría en problemas por ayudarlo.

{...}

-¿Hay alguna novedad? -Preguntó Sara levantándose de su asiento al ver al abogado -

Sarita y Juan David estaban esperando fuera del lugar donde el juez se hallaba revisando el caso de Franco, sus abogados habían estado varios días presentando pruebas, hoy era el día en el que el juez tomaría la decisión final, y ya habían pasado aproximadamente una hora y media dentro sin salir a darle noticias, y Sarita comenzaba a desesperarse

-No puedo afirmar nada aún, pero creo que tendrás que comprar tres pasajes de regreso -sonrió el abogado- los documentos de Franco son bastante claros, entiendo que su prioridad era protegerla, pero habría sido más inteligente de su parte presentarlos, tal vez se habría ahorrado todos estos años de encierro.

-Pues, digamos que mi marido no suele tomar sus decisiones con la cabeza fría -suspiró Sara- siempre piensa primero en los demás

-Debo volver adentro, pero estén tranquilos pronto terminaremos y podremos darles el veredicto final.

El abogado volvió a ingresar a la sala, y Sara miró a Juan David, quien se puso de pie para abrazar a su tía inmediatamente

-Tía, ya lo escuchaste, lo más seguro es que el tío Franco regrese con nosotros.

-Si no lo liberan no sé de qué soy capaz, Juan David, ni de chiste pienso volver a casa sin él, soy capaz de encerrarme para estar con él

-Ay, no, de eso nada tía, mi padrino volverá a casa junto a ti y mis primos, pero si por una mala jugada del destino no lo hace, tú volverás a casa conmigo, y serás la madre luchadora que siempre has sido y sacarás adelante a mis primos, esa es la tía Sarita que yo conozco, y es la Sarita que mi tío espera que seas

-No puedo ser fuerte sin él, Juan David, Franco es mi fuerza al igual que yo soy la suya, no puedo hacer esto sola.

-Claro que puedes, tienes mi apoyo, y el apoyo de la tía Jimena y el de mi mamá, y el de la abuela, aunque sea un poco cascarrabias, sabes que haría cualquier cosa por defender a nuestra familia

Sara no respondió, simplemente se aferró más a su ahijado, y ambos esperaron allí a que alguien saliese a darles noticias.

Tuvo que pasar otra hora, para que ambos vieran a los abogados del caso salir de la sala, ambos con una sonrisa en el rostro.

-Como se lo adelanté, señora Elizondo, Franco Reyes es un hombre libre.

Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas al oír eso, luego de tres años de incertidumbre, y casi una semana de idas y vueltas en aquel país Árabe, su esposo era libre.

-Tiene prohibido hacer negocios en esta región, pero es libre de volver a casa

Sara no podía pronunciar palabra, solo podía pensar en el momento en que Franco se enterara de la noticia

BAJO EDICIÓN: The rescue {Sarita y Franco - Pasión de Gavilanes 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora