03: Serás mi mate

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—¿E-es...? ¡¿Es esto una broma?! —preguntó Lucy sin dejar de ver la cantidad escrita en el papel.

—No —fue todo lo que respondió Leaf con un tono que respaldaba que eso iba muy en serio.

Temblando, Lucy tragó saliva y luego exclamó:

—¡Esto es absurdo! ¡Esta cantidad es casi diez veces lo que cobran como salario mensual los mejores mates con años de experiencia! ¡No puedo pagarte esto! ¡Al primer mes me dejarías en la ruina!

Leaf dibujó una sonrisa burlona en su rostro, se encogió de hombros, se dio media vuelta y dijo:

—Supongo que eso es un no entonces. Bueno, tengo que ponerme al día con mi trabajo y ya voy tarde. Nos estamos viendo por ahí.

Y diciendo eso caminó hacia la escalera para ir al piso superior.

No obstante, Lucy no iba a rendirse tan fácil.

—¡Oye! ¡No hemos...! —intentó decir, pero no pudo continuar debido a que Stone la tomó del hombro.

—Ya, déjalo en paz. No lo vas a convencer de que te cobre menos —le dijo.

—Pero... ¡¿Es que es una locura eso que cobra?! —espetó Lucy. Stone continuó:

—Y Leaf lo sabe —comenzó el posadero—. Antes de trabajar aquí, estuvo en una agencia de mates.

Esa información sorprendió a Lucy ya que así como no se esperaba que Leaf fuera tan buen luchador, no se esperaba que también hubiera intentado antes convertirse en el mate de algún mago. El viejo hombre lobo mientras tanto continuó con su relato:

—Intentó por mucho tiempo que alguien lo contratara, pero no le daban oportunidad. O consideraban que era poca cosa o que cobraba muy caro.

—Pensé que las agencias de mates establecían los precios —le interrumpió Lucy.

Stone se encogió de hombros antes de continuar:

—Tienen precios sugeridos, pero un aspirante a mate tiene derecho a poner el precio que mejor le convenga. A las agencias no les importa siempre y cuando ellos se queden con un porcentaje de las ganancias. En el caso de Leaf, luego de un tiempo no pudiendo ser contratado como un mate, se cansó y fue cuando vino a trabajar aquí.

Lucy bajó la mirada, apretando los puños. Stone la contempló, conocía a la muchacha para saber lo terca y decidida que era, por lo que imaginó que algo planearía para tratar de convencer a Leaf.

Y no estaba equivocado.

***

La jornada laboral había terminado y en lugar de irse a su casa, Leaf había preferido ir a la terraza de la posada a ver desde ahí el mar de edificios que se extendían hasta donde le alcanzaba la vista, pues quería pensar.

El hecho de que Lucy le hubiera planteado el ser un mate le hizo recordar aquello que necesitaba, y lo lejos que estaba todavía de conseguirlo.

Sonrió burlón, bajó la mirada y dijo:

—A veces me pregunto, si no me pusiste ese precio solo para burlarte de mí...

Sus orejas de lobo vibraron, escuchaba pasos detrás de él, miró por sobre su hombro y vio que Lucy había subido a la terraza y se le acercaba.

—¿También vienes a ver la vista? —bromeó él, pero Lucy no respondió como esperaba.

—No. Leaf, he venido para negociar.

Leaf miró a la muchacha y soltando una pequeña risa burlona, preguntó:

—¿Ya supiste cómo llegar a mi precio?

—Quizá —respondió Lucy, lo que hizo que el lobo levantara las cejas—, pero antes de negociar, quiero saber por qué te empeñas en cobrar tan caro tus servicios como mate, no solo conmigo, sino también cuando te uniste a la agencia.

Leaf miró a Lucy a los ojos. Nunca había hablado de sus razones con nadie, ¿por qué se sentía con tantas ganas de hablarle a ella al menos parcialmente de su situación? ¿Sería tal vez porque ahora que la veía bien, Lucy le recordaba un poco a 'aquella idiota'?

—Hay algo que quiero... comprar —respondió al fin el lobo, girando la vista hacia el mar de edificios—. Pero me lo pusieron a un precio exorbitante. Convertido a la moneda de este país, sería alrededor de siete millones de coronas.

Lucy levantó las cejas por la sorpresa. ¡¿Siete millones de coronas?! Sí era una cantidad exorbitante.

—Pensé que sería fácil reunir esa cantidad —continuó mientras tanto el lobo—. Ya viste mis habilidades, estoy muy confiado de ellas, por lo que pensé que podría ganar buen dinero como el mate de algún mago. Pero bueno, no logré que me contrataran como uno. O me consideraban muy poca cosa o los que me daban una oportunidad se negaban a pagar la cantidad que pedía. Al final, desistí de ser mate y me puse a conseguir todos los trabajos que pudiera, pero...

Leaf hizo una pausa. Lucy lo instó a continuar:

—¿Pero?

Leaf sonrió y mirando a la ciudad continuó:

—Hago y hago trabajos y siento que jamás juntaré esa cantidad. Ya me rendí de cumplir mi meta de reunir tanto dinero, así que ya solo me limito a seguir trabajando, estar sin hacer nada solo me haría estar pensando en lo miserable que soy.

Lucy miró a Leaf, era el momento de la verdad.

—Sabes... —comenzó ella— Sí, por ahora no puedo pagarte el salario que solicitas, pero todavía hay una forma en la que conmigo podrías conseguir los siete millones de coronas.

Leaf se giró a ver a la muchacha, con cierta incredulidad en su rostro. Lucy sintió eso y continuó:

—Yo tengo una meta. ¡Quiero ser la bruja más poderosa, famosa y sobre todo rica de todo Erde! Como dije no puedo pagarte el salario que pides ahora, pero te prometo que cuando cumpla mi meta, cuando sea famosa y rica, ¡te daré los siete millones que necesitas!

La expresión de incredulidad no desapareció del rostro de Leaf, quien dijo:

—¿Y qué garantía tengo de que lo lograrás?

El rostro de Lucy se enserió, lo que indicaba que lo que estaba por decir iba muy en serio.

—Porque puedo apostar mi vida en ello.

Leaf levantó las cejas asombrado. Sabía que eso era verdad, después de todo, ¿no había demostrado que prefería que esos dos ladrones la mataran antes que soltar el dinero con el que se pagaría su sueño?

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Leaf y luego esta se convirtió en una carcajada, lo que provocó que el rostro de Lucy se pusiera todo rojo.

—¡No-no te burles! —exclamó ofendida.

Leaf controló su risa y dijo:

—No me burlo, es solo que... me da gusto conocer a alguien como tú.

—¿Eh? —exclamó Lucy ahora confundida. Leaf se explicó:

—Vi tu convicción anoche, durante el robo. Pensabas dejar tu vida por aquello que significa el primer gran paso hacia tu meta, lo que me indica que realmente estás decidida a cumplirla. No me importa la razón que haya detrás de ella, pero con esa convicción que tienes...

Leaf le extendió la mano y continuó:

—Lucy, sé que cumplirás tu sueño de volverte la bruja más poderosa, famosa y rica del mundo y hasta entonces, tomaré tu palabra y yo seré tu mate cobrando salario regular para que al final de tu viaje, me pagues esos siete millones de coronas.

Lucy primero se sorprendió y luego sonrió. Sabía en el fondo de su corazón que acababa de conseguir al mejor mate que podría conseguir. Asintió, estrechó la mano del hombre lobo y dijo:

—Sí. Gracias... mi mate.

La bruja y su mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora