Desde que los muertos decidieron volver a la vida, todo fue una gran catástrofe, nada volvió a ser normal y creo que jamás lo será; el luchar día a día por la supervivencia cada vez es más difícil, cada vez hay más personas hijas de puta que quieren...
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— Eso no les va a servir, ya les dije. — digo mientras sigo viendo como todos intentan hacer un arma punto cortante con lo que sea que encuentren.
— En vez de estar ahí, deberías ayudarnos. — dice con enojo un hombre robusto con un chaleco con dos alas.
— No voy a hacer ni mierda por ustedes.
— Bueno, cuando logremos salir voy a hacer lo imposible para que te quedes aquí.
— Daryl... — le reclama Glenn. Daryl, como se hace llamar, solo chistea con la lengua y sigue en lo que sea que hace. — Se ve buena persona a pesar de no habernos dicho su nombre. — suspira. — Mira, queremos ayudarte pero tú no ayudas.
— Nadie les pidió su ayuda.
— Y así responde... — dice con una risa sarcástica el del chaleco.
— La verdad es que nadie me ha caído tan mal como tú, Daryl. ¡Que no te importe! No nos conocemos, ya lo dije.
— Dos personas tienen razón aquí. — dice Rick. — Y son Glenn y Daryl. Mira, no me interesa como te llames aunque me gustaría saberlo, solo te queremos ayudar.
— Bueno, aunque creo que también requieren de mi ayuda, ¿no? — él asiente leve. Solo suspiro y miro al chico con un sombrero de sheriff. — ¿Es tu hijo? — digo mientras me levanto y me acerco a Rick. El asiente con una leve comisura de labios.
— Si, se llama Carl.
— Si, lindo nombre. — me restriego las manos en mi cara. — Mira, Rick. Hace un día yo acepté mi muerte, justo ese día llegaron los que están aquí y uno de ellos dijo que iban a salir de aquí a como de lugar, el punto es que lo veo muy difícil, tú, como viste, sabes que ellos tienen los números y balas...
— Si, estoy completamente seguro de eso pero... — voltea a ver a su grupo, yo hago lo mismo pero solo Daryl es el que está medio concentrado en nosotros. — Pero tengo un hijo, tengo que hacer algo bien por él, no puedo aceptar su muerte así nomás, ¿entiendes? — asiento leve con un deje de tristeza. — ¿Alguna vez tuviste un-
— No. — niego de inmediato. — Maldita sea. ¿Tu apellido?
— ¿Te lo diré sin saber tu nombre? — asiento segura. — Grimes. Rick Grimes.
— No se porque hago esta mierda. — digo en susurro. — En fin, Rick Grimes, me presento, soy Venus.
