Nota: Aquí no va a haber el problema del hospital y Beth... Lamentablemente Greene menor ya no está aquí.
𝖫𝖾𝗃𝗈𝗌... 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝖼𝖾𝗋𝖼𝖺.
El sueño en el que caí no duró mucho. Duró al rededor de una hora, eso es lo que Tara dijo.
Algunos, para no decir la mayoría, se fueron en busca de la escuela que Bob les dijo dónde nosotros habíamos estado.
Se fueron los más fuertes para decir mejor, dejando a algunos fuertes, si. Pero no los suficientes para defendernos en este momento.
Nos encontramos en la oficina de Stokes, en completo silencio ya que Gareth y sus secuaces están adentro de la iglesia.
Él líder de los caníbales ha hablado y ha dicho cosas que nos deja completamente fríos. Dijo que sabía quiénes estaban afuera y quiénes estaban adentro, cosa que en ningún momento se equivocó.
— El padre, si no me equivoco se llama Gabriel, ¿no? — otra vez se hace presente la voz de la persona a la cuál más odio en este momento. — ¿Sabe que? Usted me cae bien. Puede agarrar a Judith he irse de aquí, usted no tiene nada que ver en nuestro problema. — volteo a ver a Gabriel, ahora mismo parece estar cagado en sus pantalones. Y como si fuera poco, él también me mira. Niego con mi cabeza y él agacha la suya.
Luego de eso... Sucede lo que nadie de aquí quisiera que sucediera.
El estrepitoso llanto de la pequeña Grimes inunda el lugar. Carl va directo a ella para intentar calmarla y lo hace.
Pero claro, después que las personas que están afuera sepan dónde nos encontramos.
— La niña empieza a caerme bien.
Unos pasos acercándose exactamente a la puerta en la cuál estamos comienzan a escucharse. Agarro con fuerza la pistola que tengo a mi disposición y le quito su seguro.
Estos, definitivamente, son los momentos en que se tiene la adrenalina al cien porciento.
La manilla de la puerta se escucha para luego escucharse un disparo callado por un silenciador.
— Pónganse de rodillas. — apenas se escucha la voz de Rick Grimes.
Varios suspiros se hacen escuchar en el pequeño cuarto.
El pensamiento entre quedarse adentro, seguros o salir y saber si los nuestros son los que tienen el control abundan mi mente.
Y no creo que solo la mía.
Algunos murmuran sobre salir o quedarse.
Pero todos callan al escuchar golpes fuertes a través de la puerta.
Lentamente, sin siquiera sentir el dolor -o ya sea porque los golpes no fueron muchos o por la mágica pomada que me puso Maggie- le quitó el seguro y abro lentamente la puerta.
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𝐃𝐎 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐊𝐍𝐎𝐖 || 𝐷𝑎𝑟𝑦𝑙 𝐷𝑖𝑥𝑜𝑛
أدب الهواةDesde que los muertos decidieron volver a la vida, todo fue una gran catástrofe, nada volvió a ser normal y creo que jamás lo será; el luchar día a día por la supervivencia cada vez es más difícil, cada vez hay más personas hijas de puta que quieren...