LA AGENCIA

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El teléfono sonaba en la sala, Will corrió desde su habitación para contestar, del otro lado de la línea habló una voz feminina que se le hizo familiar, se trataba de Vilma, la secretaria de la agencia donde trabajaba; la mujer le indicó que debía acercarse a la oficina en la tarde para una entrevista con un nuevo e importante cliente, tras colgar el teléfono el hombre miró al techo de la sala imaginando que era un cielo azul mientras en su mente pedía a su difunta esposa que lo ayudara a librarse del tortuoso niño mimado al que tenía que cuidar – Melina por favor, ayúdame, que este sea es cliente que llevo años esperando, sino, dame el empujoncito para estar a tu lado – tras el último pensamiento, rió de manera amarga, convenciéndose que la fantasía era imposible, imaginó a su hija Helena huérfana de padre y madre y sintió un escalofríos en toda la espina dorsal, apartó la imagen de su mente y se dirigió al cuarto de baño para tomar una ducha mientras consultaba el reloj en el camino que marcaba las nueve de la mañana.

En la habitación de Lena el silencio era interrumpido por su despertador, que lanzaba sonidos que empezaban a taladrar los oídos de la chica durmiente, esta le dio un puñetazo al artefacto que fue despedido a un lado de la habitación pero sin dejar de sonar. Lena aturdida por el sueño, se vio en la obligación de levantarse para detener la alarma, deSpués de hacerlo, miró a ambos lados para percatarse del desorden que había dejado la noche anterior en su habitación. Libros de medicina, manuales de historias clínicas, pedazos de huesos y sus laptop estaban esparcidos por el suelo donde fueron a parar tras lanzarlos de la cama cuando se dispuso a dormir. Cuando se ubicó en tiempo y espacio, cayó en cuenta que hoy era la reuniÓn inicial de nuevos ingresos de la UC, eso explicaba el por qué se había quedado hasta altas horas de la noche estudiando todo lo que pudo de medicina, se acercó al espejo de cuerpo completo dispuesto en una esquina de su habitación para mirar su reflejo, el cual no reconocía, su cabello parecía un nido de pájaros, tenía enormes cÍrculos morados en los ojos, su rostro mostraba el trasnocho del día anterior y llevaba puesto un camisón de una banda de rock local donde se marcaban sus pezones duros por el frío.

- ¡Vaya desastre eres Lena! – Se dijo a sí misma tratando se peinar sus cabellos con sus manos.

Tomó su toalla de baño y salió de la habitación, entonces escuchó la ducha entendiendo que su padre estaba en el baño, maldiciendo en sus adentros, dirigió sus pasos a la cocina, tiró la toalla sobre isla, acto seguido abrió la nevera buscando sus yogures, se hizo con uno para dirigirse a la sala, encendió la tv y empezó a hacer zapping mientras engullía el contenido del lácteo.

Mientras tanto en la habitación 708 Zeta empezaba a despertarse, la habitación se encontraba totalmente a oscuras, la única fuente de luz que había era una franja que se colaba por una rendija de las cortinas. Cuando recolectó las fuerzas para desprenderse de las sábanas pudo sentarse y mirar su entorno, sintió como su cabeza le dio vueltas y sus ánimos cayeron al piso debido a la resaca y la ausencia de sensaciones que le dieron las drogas, tras aplicar un esfuerzo extra pudo colocarse de pié y se dirigió al baño donde encontró justo al lado del lavabo su teléfono celular donde pudo consultar la hora (9:45 am) y veinte llamadas perdidas de su agente. Aún con la cabeza embotada, tomó mecánicamente el cepillo de dientes y empezó a cepillarlos mirando su desastrosa apariencia en el espejo, escupió la espuma de crema dental, enjuagó su boca, limpió su rostro con mas agua fría y salió de la habitación para encontrarse con la pequeña sala de la suit. Todo allí era surrealista, Tiffany y Diana desnudas dormitaban profundamente en un sofá, Vice y Awa se encontraban también desnudos dormitando en la mesa auxiliar con el maletín de drogas a un lado, y la otra chica, dormía en una de las poltronas con la cabeza colgando a un lado y arropada con la chaqueta de Vice. Zeta aplaudió envidioso por la relajación que mostraban los durmientes, Awa tras escuchar el aplauso despertó dando un respingo que hizo que Vice rodara y cayera al suelo, pero sin hacer señal de despertarse, Zeta resopló y volvió a la habitación, tomó su celular y marcó a su agente. Después de tres pitidos el hombre contestó gritando reproches al otro lado de la linea, Zeta activó el alta voz sin prestar mucha atención y colocó el teléfono en el lavabo para entrar a la ducha.

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