- Antes de que se retire... - Indicó Zeta con la mirada clavada en la chimenea de la sala. - ...¿Podría solicitar los videos de las cámaras de seguridad de la librería Liberty? –
- ¿Tiene alguna orden judicial para eso señor Aydin? – Preguntó Will ya de malhumor.
- ¿Puedes o no puedes?
Will asintió con la cabeza, y tras un leve resoplido salió de la suit dejAndo a Zeta sumergido en un silencio casi doloroso. Ese silencio que deja la muerte cuando es derrotada, pero que a su vez dice que volverá en cualquier momento porque ella nunca pierde, miró la puerta de la habitación que lo separaba de Vice, no concebía un mundo sin su amigo, y estuvo a unos minutos de perderlo, miró el suelo de la sala, todo desordenado y sucio, lleno de botellas y condones; a pocos centímetros descansaba el maletín aún con drogas en su interior, se levantó, caminó hacia el y le propinó una patada que hizo que volara varios metros por el aire y cayera en el interior de la chimenea, los ojos del escritor se empañaron de lágrimas tras encender las llamas que fueron consumiendo el maletín como si de una hoja de papel se tratase. Zeta se deslizó hasta quedar sentado frente a las llamas, entonces vino a su mente el rostro de la hija de su guardaespaldas, ese día se había expuesto a dos peligros, el de la muerte, y el del chantaje, este último siendo una táctica que usó para que luego se volviera en su contra, recibiendo así una lección de una persona que ni conocía. La chica de melena negra tenía una mirada que nunca había conocido, sus ojos negros reflejaban una madurez inconfundible, pero a su vez cargada de dureza, cinismo e inteligencia, la dureza no era simplemente temperamental, estaba llena de sentimiento, si no se equivocaba, esa dureza había sido otorgada por el dolor, nunca había sostenido una mirada que lo hiciera rendirse, desde que su nombre empezó a sonar en todas partes, había tenido el mundo a sus pies, y las miradas que recibía eran de admiración, respeto y lujuria. La manera que la chica lo confrontó había generado miles de sensaciones y pensamientos en Zeta ahora que estaba solo, había bajado la guardia debido a la costumbre de siempre obtener lo que quería, nadie le había llevado la contraria en años, ni mucho menos chantajeado, había sido muy grosero con ella y con su padre, a este último solo llevaba horas conociéndolo y ya lo había empujado a una situación bastante delicada. El escritor cerró los ojos haciéndose una última pregunta ¿En qué momento me convertí en esto? La chica volvió a aparecer en su mente, su melena negra caía como una cascada de petróleo hasta la mitad de su espalda, era delgada pero con curvas, el vestido que llevaba puesto le calzaba a la perfección, y su manera de caminar era segura y de pasos firmes, entonces otro pensamiento se hizo paso entre los demás, esa chica desconocida, lo tenía sus píes, había colocado unos hilos en sus extremidades y podría manejarlo como una marioneta con toda la información que había recolectado en su celular, tenía que recuperar toda esa información, de pronto una determinación se hizo presente dándole un empuje nuevo a todo su ser, en los días próximos se desataría una guerra, no importaba cuantas cabezas debían de rodar. Zeta tomó una botella de champagne que estaba encima de la chimenea, se acercó a una de las ventanas para ver la ciudad que empezaba a iluminarse, sorbió el líquido burbujeante directamente de la botella para observar como la vieja camioneta de su guardaespaldas se alejaba por la telaraña de avenidas.
El silencio reinaba también en el interior de la camioneta de Will que manejaba con la mirada fija al frente, pero algunos momentos lanzaba miradas con el rabillo del ojo hacia su hija, la cual manipulaba su teléfono celular sin apartar la vista del aparato. Lena había se había sentido traicionada y sola ese día, no podía creer que su padre la había empujado a una situación de tal vulnerabilidad. La aspirante a médico había logrado estabilizar a Vice, pero si la historia fuese sido lo contrario, aquel engreído escritor seguro le fuese partido las manos. En la pantalla de su celular se mostraban imágenes de la suit donde habían estado hace pocos minutos, las iba pasando con ayuda de su dedo índice, entonces se encontró con una que mostraba a Zeta mirando a un lado mientras le indicaba dónde estaba el drogadicto de su amigo. En su momento la rabia y resentimiento no habían dejado que Lena se percatara del aspecto del sujeto, pero ahora, en la tranquilidad del coche de su padre, pudo darse cuenta que el hombre era bastante atractivo, sus ojos eran verdes como un par de esmeraldas, su mirada era profunda e incisiva, su mandíbula era cuadrada y masculina...todo lo que a ella le atraía de un hombre lo tenía este chico en su físico, pero entonces recordó cómo la había tomado del brazo sin respeto alguno, ella venía cargada por la discusión con su padre, haciendo que el gesto fuese la chispa que encendería su reacción, apartó el brazo con brusquedad y lo miró fijamente, por un momento tuvo a punto de flaquear ante aquellos ojos verdes, pero su carácter se interpuso y pidió que se retirara para poder concentrarse en atender la sobredosis de Vice. Odiaba el chantaje, la sensación de vulnerabilidad que esto producía hacía que ella odiara cualquier situación parecida, la injusticia, la desigualdad, todo aquello que minimizara al ser humano eran cosas que Lena odiaba con todas sus fuerzas, por ende, por muy guapo que le pareciera Zeta, no podía ignorar el hecho de que él usaba todas las artimañas para controlar y manipular a todos a su alrededor, era algo que le generaba repulsión y darle una cucharada de su propia medicina era la mejor venganza y lección que podía darle.
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Escribiendo sobre tu piel
RomanceEsta historia se basa en las vidas de dos personas. Una es Lena, una chica aspirante a convertirse en médico para poder enmendar haber asesinado a su madre cuando nació y luego está Zeta, un escritor consolidado como el mas rentable de la década, qu...