Veía la pequeña pelota de tenis ir de un lado a otro por la mesa. La partidas de Clavel me resultaban muy interesantes. Ese día jugaba de nuevo con aquella chica cuyo nombre tenía en la punta de la lengua. En verdad trataba de recordar de donde la conocía, mas no caía.
—¿Quieres jugar? —preguntó Clavel sacándome de mis pensamientos.
—¿Por qué no? —cuestioné con simpleza.
Jamás en mi vida jugué tenis hasta ese momento. Suponía que debía ser fácil, era solo pegarle a la pelota con la raqueta que me daban.
—Ten cuidado, ella se pone competitiva —advirtió la otra chica. ¡Demonios, no recordaba su nombre!
—¿Cómo te llamas? —interrogue.
—Gardenia —dijo con simpleza—. Clal, estaré con Magnolia.
La chica de pelo rosa asintió y me miró, después lanzó la pelota y apenas pude golpearla. Seguí el juego fallando varias veces en golpear la pelota y cuando la golpeaba se iba muy lejos o para los lados.
—De acuerdo. Esto no era tan fácil —murmuré para mí mismo.
—¿Nunca has jugado? —inquirió Clavel casi afirmando; negué avergonzado—. Te enseño.
Ella fue a donde estaba, tomó mi mano y empezó a moverla formando la mitad de una circuferencia. Automáticamente mi corazón latió rápidamente por su cercanía y mis movimientos se volvieron algo torpes.
—No creo que el tenis sea lo tuyo —indicó Clavel. Al girar mi cabeza en su dirección me quedé viéndola. Se veía bonita concentrada—. Deja de mirarme, qsí no aprendes.
Volteé mi cabeza apenado y aclaré mi garganta. Ella soltó mi mano y me dio unas suaves palmadas en el hombro.
—Esfuérzate más, quiero jugar tenis contigo algún día. Si quieres te puedo dar clases.
—Estaría bien —musité viendo a otro lado por la vergüenza.
Al volver a mirarla noté que sonreía con diversión y burla. Ella nunca cambiaba.
—Iré a entrenar para mi próximo partido —informé.
—Lástima —dijo Clavel de la nada—. Hoy no me puedes pedir que te tiré tu balón.
Reí al escucharla, observé el balón en mi mano lleno de dibujos, cortesía de ella misma, y fui a entrenar.
Gardenia... Gardenia... Me sonaba.
Pensando y retrocediendo en mis recuerdos hice clip con un recuerdo.
—Aló. ¿Aló? ¿Podeís venir a recogerme?
>¿Estaís con Gardenia? No importa, os veo otro día. Saluda a mamá.
—¿Quieres que te lleve? —pregunté y Narciso asintió.
—Claro Samuel. Sé que puedo confiar en vos.
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Tírame mi balón
Short StoryÉl jugaba con su balón de fútbol en un parque donde termino conociéndola a ella. Al principio, no parecía posible que se llevarán bien, pero con el tiempo las cosas empezaron a mejorar. Lo que comenzó como un simple encuentro casual en el parque pr...