Capítulo 6: Calma

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Yanira Greymist

Después de haberle contado toda la historia a nuestra jefa esta comprendió que era una misión que nos superaba y que hicimos todo lo que pudimos para defenderlos, por ello no pareció molestarse con nosotros, se veía bastante comprensiva, eso me calmó mucho.

Al salir del despacho de Alison agarré a Jay para llevármelo a un rincón del jardín donde pudiéramos estar solos, aún parecía cansado pero yo necesitaba respuestas. El día estaba soleado y era bastante agradable, eso ayudaría a crear un buen ambiente para hablar.

—¿Qué me estás ocultando Jay? —Pregunté directamente a mi compañero.

Jay hizo una mueca con la cara para luego sentarse en nuestro banco del jardín.

—No te oculto nada Yanira, ya sabes mi secreto, no tengo magia, ya lo hablamos el otro día. —Contestó Jay desviando la mirada.

—Sabes perfectamente que no me refiero a eso, hablo de... —Traté de calmarme, estaba un poco alterada y ansiosa de respuestas. —Ayer te enfrentaste tú solo contra un orco y justo después de acabar con su vida susurraste venganza.

—Es... nuestro trabajo, ¿no es así? enfrentarnos a bestias y bandidos de las afueras de la ciudad.

—Sí.

—Solo hice mi trabajo. —Afirmó nuevamente mi compañero. —Será que... Estaba muy asustado y no quería que me vieses así, quizás por eso traté de ser más... guay.

Esa excusa fue penosa, más viniendo de mi propio compañero al que yo tomaba por un gran estratega. Mentir no era su fuerte, me confesó un secreto tan grande como el no poseer magia, quizás este sea algo más personal que aún no está preparado para contar, creo que no debí haberle presionado, sin embargo algo dentro de mi quería seguir sabiendo la verdad, me preocupaba que el estrés pudiera con Jay o que quisiera impresionarme haciendo locuras, ¿le estaría dando demasiadas vueltas?
Suspiré y me senté junto a él en el banco, traté de mirarle a los ojos, pero no pude; aguanté mis ganas de seguir preguntando y cambié de tema.

—Pudiste ver mi magia al final, no suelo usarla pero esta ocasión merecía la pena, habían vidas en juego. —Traté de cambiar de tema, Jay volvió a mirarme.

—Magia de ilusión, ¿puedo preguntar cuál es la consecuencia?

—No es algo inmediato, ni algo rápido, pero cada vez que la uso voy perdiendo la vista, poco a poco, hasta quedarme completamente ciega.

—¿Es permanente? —Preguntó Jay algo preocupado, asentí.

—Sí, pero la usé poco, se defenderme con ella, aunque trato de no abusar, es una magia muy poderosa, quizás por eso su consecuencia sea dejarme ciega. —Solté una risa nerviosa tratando de calmar el ambiente.

—Acabaste tú sola con un ejército goblin sin que ellos pudieran reaccionar, eres increíble.

—Tú también lo eres, compañero.

Apoyé mi cabeza en el hombro de Jay cerrando los ojos, la brisa era muy suave, siento como si pudiese quedarme dormida ahora mismo de no ser por todos los pensamientos que rondaban por mi cabeza. Verdaderamente Jay es un misterio para mi, tan amable, tan sincero, tan despreocupado, pero esas dos únicas veces que estuvimos en una batalla real cambió por completo.

Jay puso su mano sobre la mía, no se si fue un acto premeditado pero eso hizo que me calmase por completo. Se que no estoy enamorada de él, enamorarse es algo muy fuerte y dudo poder sentir eso por alguien alguna vez, tampoco me gusta en ese sentido, pero lo que si que es cierto es que mi compañero hace que pueda estar tranquila incluso cuando estoy ansiosa, me siento muy segura a su lado, tanto que al final conseguí dormir.

Crónicas de Atnam [1ra Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora