CAPITULO 20: NOS VAMOS

7 2 0
                                    

Cuando volví a la escuela muchas ambulancias y patrullas estaban en el patio de la entrada, era Santiago, estaba muerto, estaba escurriendo mucha sangre, tenía muchos zarpazos, tenía bastantes apuñaladas, en conclusión lo atacaron varias personas. De repente se me vino a la mente el nombre de Zareg, pero no creo que allá sido él, no sabía nada, no le conté lo que me había dicho. Y me acordé que podía leer mi mente, entonces me regresé corriendo para preguntarle
–¡¡¡ZAREG!!!–
–Hola gatito, ¿Que sucede?–
–¿¡¡¡QUE SUCEDE? ¿ENSERIO? ERES PENDEJO O QUE, PORQUE LO MATASTE–
–¿QUE POR QUE LO MATE? PORQUE LO QUE TE ESTABA HACIENDO NO ESTABA BIEN, ADEMAS SOLO TE DEFENDÍ–
–NO, NO ME DEFENDISTE, AHORA SOY SOSPECHOSO, PORQUE TODA LA ESCUELA SABE QUE NOS PELEAMOS Y AMBOS NOS ODIABAMOS–
No quería ni verlo, mejor me fuí a mi habitación. Tuvieron que cancelar las clases durante un mes, yo seguía sin poder perdonar a Zareg, él siempre iba e intentaba hablar conmigo pero yo lo ignoraba, solo lo buscaba cuando necesitaba que me ayudara con mis alas aunque siempre me preguntaba cómo estaba o si me sentía bien, también solo hablábamos cuando me hacía pruebas en su casa, era para ver cómo seguía mi corazón, porque podría llegar a bombear menos sangre, mientras otra cosa, no le hablaba.
Cuando todos regresamos a clases, muchos me estaban gritando asesino y no me dejaban de observar, pero no entendía porque, hasta que me llegó un mensaje donde venía todas las fotos, Santiago había programado su celular para enviar todas esas. La policía llegó de inmediato ya que no solo compartió las fotos en toda la escuela, si no también a la autoridad ya que su padre era teniente y policía, entonces me sujetaron del brazo diciendo que tenía que ir, pero yo me aferre, no quería ir, yo no lo maté, uno alumno de último año, me quitó mi collar, yo trate de agarrarlo pero la policía me jaló con mucha fuerza que me lastimé, era mucha presión, hasta que de un momento a otro, solté el poder  con demasiada fuerza que mate a 20 alumnos y a mis dos mejores amigos, no podía calmarme, las voces me estaban gritando, quería que se callaran.
Cuando empeoró todo los policías sacaron sus pistolas de electricidad y me dieron, el dolor era insoportable, era tan doloroso que casi me desmayaba, hasta que llegó Zareg, me quitó los cables y me cargó para sacarme de ahí. Llegamos a casa y me puso el collar, en seguida retomé la conciencia, ya me daba acostumbrando y no me costó nada hacer que desaparecieran más rápido. Mi padre llegó y nos dijo que empacaramos todo, ya todos sabían de mi secreto y creen que les voy a hacer daño por lo sucedido con Santiago, nos reportaron así que ya no estaba a salvo.
Mientras guardaba todas mis cosas podía ver a mi padre llamando muy desesperado a alguien pero no reconocía la voz (puedo escuchar más cosas con mis orejitas de gato) y Zareg estaba muy ansioso, veía sus ojos llorosos y no pude seguir ignorando lo, fuí y lo abracé
–Es por mi culpa, por mi estupidez descubrieron todo– estaba llorando jamás lo vi así
–No, no fue tu culpa, no fue de nadie, tarde o temprano se iban a enterar, todo va a mejorar, no fue tu culpa, te amo y no te quiero ver así, ¿Ok? Ahora mejor nos apuramos y luego hablamos–
–De acuerdo–
Terminando de guardar absolutamente todo, mi padre me dijo que guardara las cosas al carro, entonces empezamos a guardar la maletas
–oye Jack–
–Dime–
–Se que no me lo dijiste lo de Santiago, pero escuché tus pensamientos y me enojé bastante que perdí el control–
–No te preocupes, también fui un estúpido acotando y no diciéndote, lo siento mucho–
Cuando terminamos de guardar las maletas, mi padre cerró la casa y nos dijo que nos subieramos al coche, nos subimos y mi padre aceleró bastante nos pusimos el cinturón de seguridad, nos dijo mi padre que el viaje iba a ser de una semana.
–¿ Vamos a ir con mamá?–
–No, a tu madre la van a empezar a interrogar. Vamos a ir con unos amigo especializados en lo que te está pasando–
–¡¡¡¿Hay más como yo!!!?–
– Pues si lo quieres ver así–
Zareg seguía estando triste, lo único que se me ocurría hacer era abrazarlo ya que fue mi culpa, aunque él se sentía realmente culpable.

La  vida de Oliver Jack Donde viven las historias. Descúbrelo ahora