capítulo 5

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Cuando salgo de casa me pega una ráfaga de viento directa a la cara, la cual agradezco, la verdad. Sigo corriendo en dirección hacia mi casa, no quiero estar cerca de él, aunque sé que tampoco me saldrá a buscar, pero da igual.

Cuando siento que ya me comienza a fallar la respiración, comienzo a desacelerar y termino caminando cuando creo que estoy lo suficientemente lejos de su casa. He cogido una ruta más larga de lo normal hacia mi casa porque no quiero que  mi familia se preocupe por mí, ya bastante deben tener con sus propios problemas.

Me he dado cuenta que siempre hago lo mismo, me preocupo mucho por los demás y los antepongo a mis problemas, que no son pocos. Pero no puedo evitarlo, cuando intento solucionar o ayudar con los problemas ajenos me siento más útil, porque los míos... a veces pienso que no tienen solución.

Así me paso un rato, caminando con estos pensamientos, hasta llegar a un parque que queda a 5 minutos caminando de mi casa. Voy hacia la zona de césped que tiene una fuente rodeada de un pequeño estanque con pájaros flotando y algunos peces.

Me siento en el césped con las rodillas pegadas al pecho y comienzo a sentir la sensación, con la que ya estoy familiarizado, de opresión en el pecho. 

Ya estoy viendo que tendré un indicio de ataque de ansiedad, por lo que hago lo que uno de los sicólogos a los que fui hace una temporada antes de ingresar en la escuela me dijo que hiciera. Pongo una mano en mi abdomen, aunque no me guste la idea, cuando inspiro comienzo a meter barriga y cuando expiro la suelto, y así continuadas veces.

Así, a veces, cuando siento que voy a tener uno lo puedo controlar, peor no siempre me funciona. Cuando tengo una ataque lo único que me podía sacar de él era o mi hermana, la cual se mudó y ya solo podemos hablar por teléfono porque casi no viene por casa, o una canción, la cual ahora mismo me recuerda a Tsukki, por lo que no tengo mucha ilusión de escucharla.

Me paso aproximadamente media hora en el césped intentando no pensar en nada, y durante algunos minutos lo consigo, puedo dejar la mente en blanco solo mirando a los animales moviéndose por el lago y refrescándose en la fuente que tira agua.

Miro mi móvil para mirar la hora y me sorprendo con lo que veo, son un par de mansajes de él:

*Yams, ¿estás bien?*

*¿Dónde estás?*

*Estoy preocupado, llámame cuando puedas*

*Entiendo tu enfado pero, en serio, llámame o contesta*

¿Y ahora tiene las narices de preocuparse por mí? ¿Cuándo hasta ahora nunca me ha preguntado como estoy? Obviamente, quiero contestar por inercia, pero me retengo, ¿en serio cree que porque ahora se haya preocupado por mí todo se va a solucionar o va a volver a lo que era antes? Mejor dicho, ¿yo quiero volver a como era antes?

Miro durante unos minutos el móvil y decido que no voy a responder y no, no quiero a volver a lo de antes, paso de volver a vivir encadenado a una persona que casi ni me habla, que no se preocupa por mí más que cuando le suelto todo a la cara cuando exploto... 

No, definitivamente no voy a responder y en la escuela lo evitaré. En el club de voleibol ya veré cómo lo hago para no fraccionar el equipo, le tendré que hablar en algún momento, pero al igual todos se van a dar cuenta de que no tenemos la misma relación que antes, que algo habrá cambiado.

Antes, en el club, yo era el mismo que lo animaba  cuando algo le salía bien, hacia un buen bloqueo o un buen saque... además de defenderlo cuando, por ejemplo, Kageyama se metía con él... Ahora, no tengo ni ganas ni intención de hacerlo, lo voy a pasar mal, seguramente, pero es por mi bien.

Miro otra vez mi móvil, deslizo hacia la derecha el mensaje de Tsukki y veo que no es el único que tengo, hay uno de mi madre preguntándome dónde estoy y qué estoy haciendo. Preocupado miro la hora y veo que ya son las 9 de la noche y me dirijo rápido hacia mi casa, no sin antes responderle a mi madre que ya iba.

Llego a mi casa y la encuentro en silencio, solo con la televisión del salón encendida y mi madre en el sofá.

-Ya estoy en casa-digo para que me oiga.

-Ya era hora ¿no? ¿Dónde estabas?-me pregunta mi madre con tono irritado y preocupado.

-He ido a dar una vuelta... y se me ha pasado muy rápido el tiempo, no me he fijado en qué hora era-le contesto, un poco arrepentido por haberla preocupado.

-Está bien, pero que sea la última vez que lo haces. Al menos, mándame un mensaje para saber que estás bien o cuándo volverás a casa, ¿está bien?

-Okey mamá, gracias-le contesto, agradecido de que no se lo haya tomado mal.

-Por cierto, ha llamado Tsukki a casa para saber cómo estabas hace cosa de 10 minutos, ¿ha pasado algo entre vosotros?¿Os habéis peleado o algo?

-No es nada mamá, no te preocupes. Me voy a dormir, buenas noches.

-Buenas noches cariño, que descanses bien.

Y así me doy la vuelta en dirección hacia mi habitación. Cuando entro, cerrando la puerta, me tiro a la cama sin ganas de hacer nada, menos mal que hoy es viernes y mañana no tengo escuela.

No consigo dormirme muy temprano porque mi cabeza comienza a dar vueltas a todo el día de hoy pero, no sé en qué momento, me queda dormido.


_Lunes_

Me levanto a la primera alarma a las 6 y comienzo a hacer la rutina de siempre. Hoy tengo clase y tendré que volver a Tsukki. Durante el finde me ha mandado algunos mensajes preguntándome cómo estaba y qué hacia, los he ignorado todos.

En fin... tengo que volver a clase, no me queda de otra. Me termino de vestir, espero a las 7 y media para salir de mi casa y comenzar a andar hacia la escuela con los cascos y una nueva playlist que me he hecho durante el finde un poco más animada.



*¿Qué pasará cuando se tengan que volver a ver?

¿Se buscarán o se ignorarán?

¿Qué pasará durante el entrenamiento de voleibol?*

hasta que el sol nos ilumineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora