Pasaron algunas semanas con pocos cambios, la verdad. Los dos seguíamos quedando con nuestros amigos, íbamos a la escuela juntos, íbamos al club... Lo que sí cabe resaltar es que en esos momentos que estábamos juntos él era más cariñoso conmigo, me sonreía, me hacía algún que otro alago... y significaba mucho para mí, porque sé lo que le cuesta hacerlo.
Un viernes después de dos semanas y media de comenzar a la salir quedamos, como siempre, para ir juntos. Nos encontramos en el sitio de siempre, pero algo en su cara ya me daba la sensación de que no estaba bien del todo. Le pregunté qué le pasaba, pero solo negó con la cabeza y seguimos andando.
En las clases parecía despistado, como si no prestara atención. Eso es muy raro en él, porque siempre presta atención y es el que saca mejores notas de nuestra clase, yo soy el segundo.
Pasamos el recreo juntos sin hablar demasiado ya que todavía parecía que estaba en otro mundo. Las últimas clases igual. Y no me gustaba verlo así. Hoy no teníamos entrenamiento ya que el entrenador se había puesto malo junto con alguno de los jugadores, por lo que decidí atacarlo en la salida.
-¿Se puede saber qué es lo que te pasa?- le solté, sin pensarlo demasiado.
-No me pasa nada Yams, estoy bien- me contesta, y eso hace que me arda la sangre de rabia porque sé que le pasa algo.
-No guapo, a mí no me vas a venir con estas, ¿qué-es-lo-que-te-pasa, Tsukki?
-Yo... no es nada, no te preocupes.
Y así fue como me tragué la rabia que tenía porque sabía que esta conversación no iba a llegar a lado alguno. Por lo que me giré y comencé a caminar rápido, sin darle la opción de seguirme. Seguí un camino diferente al de siempre para asegurarme de que si me iba a intentar alcanzar, no me encontrase.
No me gusta esa faceta de él, siempre lo hace. Cuando tiene algún problema se lo traga para él mismo y no dice nada, se cierra.
Me paso lo que queda de viernes y el sábado por la mañana tirado en mi cama intentando, fallidamente, no pensar en él.
Abro mi ordenador para comenzar a hacer los deberes para la semana siguiente ya que este finde no tenía planes para hacer. El viernes le iba a proponer a Tsukki para hacer algo, pero visto el panorama, no le dije nada.
Cuando el ordenador se enciende, lo primero que veo es un mensaje de Skype de hace media hora de Tsukki pidiéndome que lo llame cuando vea el mensaje. Me lo pienso bastante, pero cuando lo veo en línea otra vez le doy al botón de videollamada.
Diez segundos después él se une a la llamada y, para mi sorpresa, con lo que me encuentro es a Tsukki con los ojos rojos y con algunas lágrimas en las mejillas, las cuales tienen un tono un poco rosado, como si le ardieran.
-Y-yams...
-Tsukki, ¿dónde estás ahora mismo?- le pregunto alterado.
-E-en mi casa...- dice con una voz apagada.
-No te muevas, voy corriendo.
Y sin darle opción a negarse cuelgo, apago el portátil, me pongo algo de ropa que no sea el pijama que me doy cuenta que todavía llevo, y salgo corriendo hacia la puerta de salida.
-Mamá, voy a ver a Tsukki, no creo que llegue a comer. Adiós.
A ella tampoco le doy tiempo a responder y cuando salgo corriendo hacia la calle. Si caminando hasta su casa se tardan 10 minutos, corriendo he llegado en poco menos de 5. Me paro enfrente de la puerta y toco el timbre. Intento recuperar la respiración hasta que alguien me abre la puerta y veo que es él.
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hasta que el sol nos ilumine
Любовные романыesta es un fanfic friends-to-enemies-to-lovers de Yamaguchi y Tsukki. Debo aclarar que no he cogido exactamente la historia de estos dos personajes, solo me he orientado con el físico y un poco la personalidad.