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Ponte encima de mi bellaquita Ú 3Ù *perrea en otomano*

La doctora terminaba de vendar el brazo de la sultana, era la segunda vez en esta semana, le sorprendía que una mujer se lastimara así, bueno, quien era para juzgar, ella estaba así cuando estaba casada con su esposo así que mejor no decía nada

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La doctora terminaba de vendar el brazo de la sultana, era la segunda vez en esta semana, le sorprendía que una mujer se lastimara así, bueno, quien era para juzgar, ella estaba así cuando estaba casada con su esposo así que mejor no decía nada.

— bien, ya está curada la sultana, solo debe reposar por unos días, su piel se quemó por la nieve con este ungüento —le dió el pequeño frasco con un ungüento de hierbas a la criada de Canan, volteo para ver a sus altezas y acercarse a Sahnaz con unas vendas— su brazo estará bien, no paso a mayores

Todos soltaron un suspiro de alivio, Sahnaz agradeció para acercarse a la peliblanca y tomar asiento al lado suyo, se preocupo mucho al ver la sangre escurrir de su brazo, como es que alguien entro para atacar así a una mujer, frunció el ceño de solo pensar en el hombre, le haría pagar por eso.

— mi dulce hermana, deja de estarte lastimando, a este paso perderé a mi hermana favorita —dijo cariñosa tomando su mano y acariciar su cabeza—

— creí que yo era tu hermano favorito —bromeo Emeric con una sonrisa mientras posaba sus manos atrás de su espalda—

— ese es Nassim —soltó tranquila mientras acomodaba el vendaje de su brazo—

La duquesa y Atike soltaron una risa ante la expresión del sehzade, se acercó rápido para cargar a su hermana y empezar a girar sacándole gritos a Sah, las criadas de confianza empezaron a reír ante el jugueteo de ambos hermanos.

Sovieshu sonrió de lado para acercarse a la menor, Canan asintió al ver la mirada oscura, con cuidado se sentó al lado de la fémina para tomar su mano del brazo herido y besar el dorso de esta, la ojiesmeralda sonrió con un ligero sonrojo para tomar la mejilla del emperador.

En los pocos días que residió oriente paso el tiempo con el emperador entre charlas y pequeños paseos por el jardín, la duquesa sonría complacida ante la cercanía que se formaba entre su hermano y su futura cuñada, su felicidad casi se desbordaba, ya ansiaba poder oír que Sovieshu se casaría con Canan.

Frunció sus labios al recordar el incidente de la condesa Zaida, todos en el palacio vistieron de negro para respetar el luto de la señora de Isker, Sah y Emeric vestían de negro con una capa, por el invierno habían traído sus abrigos de pieles para conservar el calor del frío invierno.

Canan había mandado a pedir un camisón negro para el luto, quería respetar el no usar un color llamativo, en lo poco que escucho de la señora, sabía que debió ser una mujer muy amable, dedicada a su trabajo y hermosa.

Lainey sonrió agradeciendo el gesto de la menor de los turcos, Sovieshu estaba igual, Zaida fue la nodriza temporal y niñera de su adorada princesa de cabellos de oro y le agradecía de verdad que respetarán el luto cómo se debe.

Su burbuja fue rota al oír entrar a la criada de la puerta de los aposentos de Canan.

— sultanas, majestades —bajo la cabeza para acercarse— Lady Rashta a venido a ver a la sultana Canan

𝐋𝐄𝐃: 𝐂 𝐀 𝐅 𝐔 𝐍 𝐄   [ 𝐻𝐼𝐴𝑇𝑈𝑆 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora