8 Día 1 (parte 2)

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POV Sebastián:
-joven amo...- después de unos segundos de ese beso, se podían apreciar los deseos en ambos de continuar. Siendo incapaz de contener mis impulsos que me provocaban el querer poseer ahora mismo al joven amo, lo tomo de la cintura para acercarlo más a mi y comenzar otro fogoso beso e irnos acomodando en el sillón en donde el estaba hace un rato, con su cuerpo bajo el mío y un desesperante calor que empieza a surgir entre nosotros esperando ser saciado.
Como un animal, devoró la boca de mi joven amo dejando tiempos extremadamente pequeños para que tome aire; sin poder controlar mis deseos, comienzo un recorrido con mi lengua por su cavidad bucal, sin dejar quietas mis manos, comienzo a tocar su cuerpo, haciendo una pausa en sus piernas acariciándo las.
Después de unos minutos, comienzo a sentir sus manos empujando mi pecho queriendo apartarme acompañado de unos quejidos,  -se...Sebastián- dijo con dificultad mi joven amo por la falta de aire, haciendo me entender que eso era lo que pasaba; de inmediato me alejo de el pensando en lo que estaba pasando, -¿Esta bien?- le pregunté sin esconder mi confusión, -...si- dijo aún agitado y recuperando aire; me baje de encima suyo y lo senté, -disculpe, eso no debió pasar-...- el no dijo palabra, -con permiso-, nuevamente solo me fui de ahí sin ver su reacción.

¿Qué me pasa? Tengo unos deseos bestiales de regresar con el joven amo y continuar lo que yo mismo interrumpí; no puedo evitar sentirme confundido y frustrado por la misma, tengo esa sensación de asfixia y el pecho me comienza a doler sin explicación; solo camino hacia algún lugar luchando con esta situación y negando mis propios deseos de dar la vuelta y correr con el joven amo para estrujar lo en un abrazo, ¿Como pude ser posible? Su alma, y mi anhelo por devorarla ya no pueden seguir vivos, entonces, ¿Por qué? ¿Por qué quiero estar con el?.
Mi confusión y cuestiones empiezan a ahogarme, es una sensación tan desagradable; se bien que no puedo sentir, no puedo estar con el joven amo, tampoco puedo suprimir mis deseos de aquello; es como algo que quieres con tanta intensidad pero sabes que está mal y qué tal vez te dañará, ¿Por qué está mal?

-Sebastian- sin darme cuenta, Alea me observaba desde el marco de la puerta de una de las habitaciones con una cara de decepción, -¿Qué quieres, Alea?- Es lo mismo que te pregunto, Sebastián; hace unas horas decidiste algo que estoy segura, que ni tú mismo quieres- me limité a únicamente mirarla serio, -¿Tu cómo sabes lo que quiero o no?- Y...¿Tu si sabes?- me regreso la pregunta y la mirada sería; el hablar con alguien en estos momentos no era la mejor opción para mi, solo me sentía más confundido y me enredaba más la mente, -lo que quiero no es más que lo que dije- ella cerró los ojos y sonrió bajando la cabeza en un gesto de burla para seguido de eso, acercarse a mi para que quedara mos frente a frente, -no tienes que fingir ni esconderte- me dijo mientras subía su mano sobre mi rostro y acariciaba mi mejilla, no hice nada ante eso, -Alea...- Te conozco Sebastián, se bien lo que niegas y lo que te está agobiado; como dijiste, la última palabra será la tuya, si elegiste que Aluca le ponga el sello del sueño a Ciel, aprovecha la falta de su presencia para aclarar tu mente y decir bien que es lo que quieres- me dijo de una manera tranquila y relajada, tanto que me lo compartió calmando me un poco; ella tenía razón, no la puedo engañar, y mucho menos a mi, solo me obligó creer y aceptar cosas que no quiero, y lo que realmente debo, solo lo niego.
No quería pensar en esto, no quería mostrarme confundido e inseguro, y por rechazarlo en lugar de enfrentarlo solo aumento; poniéndome en está situación, por un lado me reconforta que sea Alea la que me oriente, ella es muy diferente a Aluca, adecua su carácter acordé la situación, sabe escuchar o hablar si lo necesitas; realmente no sabia a donde quería llegar, o porque era que se comportaba de esa manera, pero en estos momentos es lo que menos me importa, 
-Me pregunto hasta donde puede llegar tu intromisión- le dije de manera burlona y sonriendo ligeramente, ella se sorprendió en un principio pero luego me devolvió la sonrisa -llegara hasta donde lo considere- ¿Sabes que es malo ser chismoso?- No los soy, si así fuese estaría brincando de un lado al otro diciendo cosas que no me corresponden, y solo daría la impresión de que me aburro de mi propia vida- me respondió quitando su mano de mi mejilla y alzando los hombros restándole importancia, -ya veo- le dije en el mismo tono, -sin embargo, espero que el que te allá interrumpido en tu lucha mental te sirva de algo, ahora al menos estas más tranquilo que hace un rato, relente asustabas- Perdón por eso-  No me importa mucho, solo piensa mejor las cosas- me dijo dando se vuelta con intenciones de irse, -Alea-...-¿Mmm?- Gracias, te tomaré la palabra y aprovechare ese tiempo, pero no aseguró nada- ella volteó a verme algo sorprendida para después, volver a acercarse a mi y abrazarme, ahora el sorprendido era yo, no solía hacer ese tipo de cosas, -no me importa lo que elijas, solo piensa en lo que realmente quieres tú, pero también, deberías tomar en cuenta la opinión de Ciel, al final, se ve que es de las personas que no deja que se sobre pongan ante el,- me dijo separándose para verme, -...si- le dije volviendo a sonreírle y ella hizo lo mismo para después, retirarse.
Cuando la perdí entre los pasillos, yo igual me encamine a mi rutina nocturna ya que la noche había llegado: el ir con el joven amo y cambiarlo para que durmiera, no necesitaba prepárale nada de cenar, ya que últimamente el se negaba; pero ese no es realmente el problema, sino lidiar con él y con mis impulsos gracias a lo que hice por la tarde.
Sin mas remedio, fui a buscarlo encontrándolo en el mismo lugar de hacer un rato, sin embargo, el ya estaba quedándose dormido,
-joven amo...- le llame sin obtener respuesta de su parte, -joven amo, despierte- le volví a decir moviéndolo un poco para que se levantará, el me miró somnoliento y frotando se ligeramente su ojo, desde un principio lo sabía, el es más lindo cunado duerme, pensar en eso provocó que me fuera imposible no verlo, -¿Qué?, ¿Por qué sonríes?- me dijo en su habitual tono, ni siquiera sabía que había sonreído, -disculpe me, vine para llevarlo a su cuarto y prepararlo para dormir- dije haciendo una pequeña reverencia, -Antes quiero tomar un baño- me dijo de manera sería, no pude evitar sorprenderme internamente por su pedido, eso solo me dificultaría más el poder controlarme y mantener mi estado calmado gracias a Alea, aún así no me queda más que obedecer, -...si- le dije mientras el se paraba para que fuéramos a su cuarto y le prepara el baño.

✧Mi hermosa maldición✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora