Un pañuelo

34 7 2
                                    

Los juguetes volaban en su mano.
El rompecabezas aguardaba sobre el polvoriento velador.
Un día de sol para él.
Pero, para tí.
¡Llovió igual!
¡Llovió sin más!

Las respuestas se oscurecen,
a menudo,
si no se oyen.
Donde los dedos se cruzan desganados,
el mundo está allí, sin colapsar sobre tus hombros.
Tu mirada cabizbaja.
El océano derramado,
entre mis brazos extendidos,
entre nuestras palabras ensombrecidas.
¡Un pañuelo no bastó para tus lágrimas!

Nuestro pequeño gigante nadará siempre,
aunque los astros no fuesen bienaventurados.

Entre los pañuelos de nuestra trinidad,
entre las fuentes de nuestro augurio,
el eclipse ya pasará
y la tempestad se despejará desde tus ojos atónitos.

Oh, amor mío.
Derrámate un poco de tierra húmeda.
Búscanos y descífranos,
entre los arrecifes,
que amanecen en las alas zagales.
Porque su paso seguirá igual...
¡Siempre yendo hacia nuestro hogar!

Oh, amor mío.
Busquemos y descifremos bálsamos,
en palabras,
que arropen tus lunas mojadas.
Porqué fue un día de sol para él.
Aunque para tí.
¡Haya llovido igual!
¡Haya llovido sin más!

La odisea nos aguarda allí...
¡Arremángate toda virtud deslucida!

Aunque un pañuelo no bastó para tus lágrimas.
¡Míralo!
Nuestro pequeño gigante nadará siempre...
¡Desde sus pasos inocentes!







AbelitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora