Capitulo 16

1.3K 63 1
                                    

-Ya cuando quieras puedes soltarme. Si no es que quieres pasar toda la noche así conmigo. A mí no importaría eh.

Confundida dejé de abrazarle y bajé de la moto. En el mismo sitio de antes, debajo del árbol. Estiré mi falda y coloqué mis botas, luego levanté la vista y otra vez me estaba observando curioso. Fruncí el seño y se encontró con mi mirada.

-Debo admitir, que ese uniforme te sienta bien.

-¿Qué? - pregunté atónita. Su boca se fue curvando, formando una risa algo pícara.

-Hay Gomez, Gomez...que ingenua eres. — carcajeó rosando mi hombro mientras caminaba en sentido contrario a mí. Un pequeño escalofrío.

-¿A qué juegas? — me giré rápidamente.

-¿A qué juego? — giró.

-Eso te he preguntado. — asentí mirándole a los ojos.

-Yo no juego a nada. — avanzó un paso. - ¿Y tú? — elevó una ceja.

-¿Tú crees que yo querría jugar a algo contigo Gomez?

-¿Y tú crees que yo dejaría que jugaras conmigo Bieber?

Justin se quedó observándome nuevamente, con aquel rostro con el que miraba a las plásticas. Un rostro totalmente extraño que no encajaba para nada entre él y yo. Lo observé seriamente y luego, comencé a caminar a paso ligero.

-Vamos por aquí. — dijo tirando de mi brazo una vez más.

-Me va a terminar saliendo un cardenal. — solté su mano y lo miré con furia. Él rió falsamente.

-¿Se puede saber a dónde vamos? — pregunté. Caminábamos sin rumbo y en torno a otra dirección que no era la entrada de la universidad.

-¿No querrás entrar por la entrada no? — me miró. — Nos verían.

-¿Y a donde vamos?

-¿Por qué haces tantas preguntas?

Respiré hondo, resignada y le seguí. Era de noche, aquello estaba muy oscuro y Justin caminaba rápido.

-¡Te quieres esperar!

-¡Quieres caminar más rápido!

-¡Joder Justin!

-¿¡Qué!?

-¡Las clases de piano!

-¿Y eso a que viene ahora? — paró.

-¿Nos la cargaremos? — pregunté asustada.

-No. — sonrió. — Anda, vamos. — Volvió a tirar de mi brazo.

Caminamos por un pasto, que apenas se podía ver. Las plantas me hacían daño en mis piernas desnudas, algunas llegándome a picar.

-¡Ah, mierda! — grité y llevé la mano a mi rodilla.

-¿Qué pasa? — preguntó alarmado acercándose.

-Nada. — lo observé.

Miré mi rodilla y la acaricié. Volví a mirarlo y seguí caminando aguantando el escozor mientras el bufaba algo que no logré escuchar. Caminamos unos cuatro minutos más, hasta encontrarnos una gran valla. Lo miré.

-¿Te ayudo? — preguntó.

-¿Qué? — pregunté alarmada.

-Supongo que necesitarás ayuda para subir. - carcajeó. Miré la valla. Casi dos metros.

Desafió al corazón (Jelena) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora