CAPÍTULO 3

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Y ahí estaba yo, Maya Evans, de frente con el tipo que apenas recordaba y del cuál apenas supe que era amigo de Aaron Carter. Y yo que pensé que mi día no iba a ser peor, si de por sí ya tenía un dolor de cabeza de los mil demonios. El encuentro repentino con mi madre y esa noticia que sabía que no sería nada bueno, y para el colmo, ahora también me tenía que ocupar del tipo con el que había despertado en la mañana. «En estos momentos es cuando te arrepientes una y mil veces por tomar, cuando dices que no lo volverás a hacer en tu vida, cosa que es la promesa más falsa de todas, porque por una u otra razón, siempre lo vuelves a hacer, es como un tipo de relación tóxica amorosa, pero con el alcohol»

Mis ojos no pudieron abrirse más, estoy segura.

—¿Acaso no me recuerdas? —me preguntó el sujeto de nuevo.

—Eh, bueno es que, todo lo de anoche es muy confuso, lo siento. — ¿Lo siento? ¿Por qué rayos me disculpé?

—Oh ya veo, tranquila, no pasa nada —acota de los más relajado y sonriente.

Ahora que estaba más sobria y él estaba vestido, SI VESTIDO; pude apreciar mejor su rostro, era un chico alto moreno, con una sonrisa perfecta, cabello negro y corto, no podía ver sus ojos por los anteojos de sol hasta que se los quitó, eran de color negro profundo pero amables, a pesar de todo lo ocurrido, por alguna extraña razón este chico se me hizo alguien confiable, bajé la vista momentáneamente a su tatuaje en su brazo, era una fecha, junto a una flor hermosa; era de muy buen porte y en cualquier otra situación me habría quedado embobada admirándolo, pero debía averiguar si es que acaso en verdad había pasado algo entre nosotros, si era así, tomaría el primer vuelo directo a Inglaterra, rogándole a mi padre que me aceptara de nuevo, era preferible a vivir acá, con la vergüenza de ver a este tipo, a Aaron juzgándome con esa mirada de hielo, esperen ¿Por qué rayos, estaba pensando en él, en ese momento?

—Aunque me entristece un poco que no me recuerdes —expresó.

Le sonreí nerviosamente; no sabía cómo formular la pregunta que me había estado haciendo desde que desperté esta mañana en esa casa. Diablos.

—Mmm recuerdo haber llegado a la fiesta y bailar un poco contigo, luego un baño, no lo sé y desperté hoy. —Agaché la cabeza, sentía que la cara roja a mil, doy pena lo sé.

—Bueno ja ja, recuerdas lo más importante, que la pasaste bien. Por cierto, me presento de nuevo, soy Edward, pero puedes decirme Edd.

Asentí y le di en respuesta la mano que me tendía, le brindé una leve sonrisa incómoda. Su nombre ya lo sabía, como sabía también que era amigo de él, porque mi traicionero amigo me lo dijo hace un rato.

—Eh, bueno… —no sabía ni cómo empezar, mis pies no le hacían caso a mi cerebro, que deseaba salir corriendo de ahí a toda prisa— lo siento, pero acaso nosotros anoche…bueno ya sabes…

Escuché una risita de parte de él, mientras intentaba contenerla llevándose la mano a la boca, lo que me hizo ponerme a la defensiva y mirarlo con desprecio.

—Oye perdón por eso, no me burlada, lo juro, pero espero que no creas que soy un violador que se aprovecha de las chicas mientras están inconscientes —mencionó.

Sentí un enorme alivio ante esas palabras, a pesar de que no lo conocía, por alguna razón como mencioné antes, me daba confianza.

—Bueno, no puedes culparme ¿Tú que pensarías si despertaras con alguien semidesnudo a tu lado en un cuarto? ¡NO CONTESTES A ESO! —Me apresuré a decir, por la mala elección de palabras, mi cara seguro no podía estar más ruborizada.

—Mmm ok, no diré nada. —Aunque, su intento por contener la risa falló, lo que me incitó a reír también.
«¿Acaso puede haber más humillación que esta?»

Cuando te Recuerde en mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora