Capítulo 24

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.:: The Sweetest Thing ::.

#24

—¡No, por favor! ¡Espere! —escucho una voz suave, pero agitada desde el vestíbulo.

Oh no.

Es ella. Dejo de respirar.

Aparece justo antes de que las puertas del ascensor se cierren por completo, logra ingresar parte de su mochila de estrellitas y yo aprieto de inmediato el botón rojo para impedir que se quede atascada.

Ella se sorprende al verme ahí, sin embargo, al otro segundo ya está observándome desafiante, como una pequeña gacela enfurecida. Trae puesto una caffarena mostaza y una falda a cuadritos que, debo decir, combinan muy bien. ¡Diablos, Mei-Ling!

—Buenos días, arquitecto Li. —Hace una venia e ingresa.

—Buenos días... —Quiero decir más, quiero tener la valentía de decir su nombre, pero no puedo. Demonios. Ya parezco un chiquillo universitario, incrédulo y estúpido.

El ambiente es tenso, muy tenso. Si una navaja pudiera cortar el aire... no podría.

De pronto una pequeña cajita cae al suelo y ella se lanza a recogerlo; ese simple movimiento agita el silencio y expande su aroma a rosas por todo el pequeño lugar. No tengo donde escapar así que me embriago en él y siento como si el tiempo se hubiera detenido. No encuentro palabras para describir cómo huele en realidad. Hasta ese entonces he estado demasiado ocupado o distraído para disfrutarlo de verdad.
Sakura huele bien, diferente y fresco. Y ¡yo no sé qué hago pensando en eso!

Nunca me pareció eterno llegar al piso diez.
Si en algún momento dije y juré que el destino y las coincidencias no existían, pues acaban de callarme la boca con la furia de un vendaval.
Suena el pitillo del ascensor y sale disparada al pasillo ni bien las puertas se abren. En la oficina ya están los dos chicos de diseño gráfico.

—Buenos días, Kyo-Kun —lo saluda con muy buen humor.

—No te esperaba hasta el lunes, Sakura. —¿Sakura? Otro que se pasa de confianzudo—. ¿Lograste pedir tu cambio?

—Ajá.

¿Cambio? ¿De qué están hablando? ¿Y por qué él sabe cosas que yo no sé?

Miro de reojo hacia donde están. El otro joven se une a la conversación y veo que charlan animadamente. Sakura los escucha atenta, sin parpadear y de vez en cuando manipula su celular. Mientras habla, sus mejillas se colorean de un hermoso tono rosado y se muestra muy delicada al pasar un mechón de su cabello detrás de la oreja. Es rebelde como el mío pues regresa a su sitio para molestarla e inexplicablemente tengo la necesidad de ser yo quién se lo arregle.

Sacudo mi cabeza con fuerza. ¡¿Qué me está pasando?!

Permanezco con los ojos cerrados unos segundos, hasta que el timbre chillón de la señorita Mitsuki me enerva y el altavoz no hace más que convertir su voz en algo insoportable:

«Los señores Kobashibawa se encuentran en la sala de reuniones, arquitecto Li. Por favor, únase de inmediato.»

Mierda.

Sin pensarlo dos veces y sin mirar atrás, me retiro. Los escucho reír, reconozco la risa melodiosa de la niña y no quiero saber más.

Hay algo en mi pecho que no me deja caminar bien.
.
.

Paso la mayor parte de la mañana en la sala de reuniones con los esposos Kobashibawa. Son una pareja de mediana edad que han decidido invertir en arquitectura ecológica. Su proyecto CIAN va a traer grandes ingresos económicos a la compañía por considerar en su diseño la sostenibilidad y la preservación natural de la reserva de Yokohoma. Será un atractivo para todo aquel que quiera escabullirse del caótico Tokio.

Sin embargo, no fue una reunión tan pacífica. Ellos insisten en tener para fin de mes, es decir en menos de quince días, un avance del 80% para iniciar ya la construcción y publicar, claro, en las mejores revistas socialités acerca de su incursión en la arquitectura verde. ¡Es imposible!

Estoy enfurecido, totalmente. Cuando todo termina, no quiero ir a mi oficina porque sé que será peor. No podré soportar la risa de ella ni la candidez de su voz cuando habla con el resto; menos la frialdad con la que me mira. ¡Demonios! ¿Qué me pasa? Su silueta me persigue, su mechón cobrizo me quiere encontrar, y yo me niego a sabiendas que perderé la cordura. Ni Rodín (*) podría retratar lo que siento yo en este mismo infierno.

Con los audífonos puestos, salgo del edificio para dar un par de vueltas por Minato al compás de Radiohead y Hoobastank. Quiero poner en orden mis ideas, mis prioridades, mi vida. Poco a poco me dejo llevar por la música al tanto que me refugio en la sombra de los rascacielos... ¿Qué sería la vida sin la música? Es lo que le da color y le confiere el poder de sepultarte o revivirte.

"I'm not a perfect person
There's many things I wish I didn't do
But I continue learning
I never meant to do those things to you..."
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Garúa. Levanto mi vista, veo las nubes oscuras y espesas que cubren la torre de Tokyo «No soy perfecto», ni el paisaje lo es. La vida no lo es...

No quiero ser tan idiota son Sakura, ya no quiero serlo.

Quiero...

La melodía se detiene e irrumpe una llamada. Carajo.

—Arquitecto, Li. Disculpe la molestia, pero acabo de enviarle un email justificando mi permiso para esta tarde. Tengo una cita médica.

—No es necesario tanta formalidad, Kyo. Puedes irte...

—Por supuesto que no, arquitecto. —Siento hostilidad en su tono—. Lo mejor es mantener la comunicación por la vía formal. Quisiera evitar cualquier inconveniente posterior.

El desprecio y arrogancia en su tono de voz me fastidia. ¡Así que esas tenemos, larguirucho de miércoles!

—Si no le molesta, he informado a... (...)

Lo detesto. ¿Qué te has creído para venir a hablarme así? Ni el inservible de Kaito, por Dios.

—¿Arquitecto? —insiste.

Al sonido del Bonshō, cuelgo la llamada. No me importa si me llama idiota, con él no me interesa ser atento o amable.

Las campanadas siguen y el templo Zōjō-ji se ve cercano.

No regreso a la oficina. Es una porquería todo.
.
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 Es una porquería todo

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Notas:

😊 Nuevo cap... ¿y qué piensan? ¡Nuestro gruñoncito no sabe qué le pasa! Aunque ya sospechamos por donde va la cosa, pero pobrecito, está experimentando cosas nuevas y Sakura que anda de inquieta con todos menos con él 🤣👀

Los próximos caps serán más tipo drabbles, pero espero les guste,
Besos, Lu.

The Sweetest Thing | Sakura y Shaoran |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora