𝐃𝐀𝐘 𝐒𝐈𝐗: Stuck in a wall

143 17 10
                                    

𝐒𝐓𝐔𝐂𝐊 𝐈𝐍 𝐀 𝐖𝐀𝐋𝐋
🎋

Una persona puede volverse loca por otra, ese es un hecho, a tal grado que llega a ser tan obsesivo que, sin temor a equivocarte, no hay nada que te llegue a hacer dudar de lo que sientes, de lo que piensas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Una persona puede volverse loca por otra, ese es un hecho, a tal grado que llega a ser tan obsesivo que, sin temor a equivocarte, no hay nada que te llegue a hacer dudar de lo que sientes, de lo que piensas.

Quieres alejarte, pero ya es parte de ti, se vuelve una sustancia adictiva que tu cuerpo pide a gritos, a pesar de nunca haberlo tocado, de haberlo sentido, o de al menos haberle hablado una vez, tus sentidos se nublan, y no hay otra cosa con la que te puedas conformar más que con tus propios sueños húmedos, y tu imaginación naufragando a la deriva en un extenso mar de deseo.

Quisiera dejar de fantasear y tomar aunque sea una maldita vez la iniciativa de acercarme a él, pero tengo el presentimiento de que fallaré o diré algo inoportuno, prefiero ser un espectador, o lo prefería.

Un día noté que aquel chico que había llamado mi atención también se estaba fijando en mí, pero en el más grande de los silencios.

Desde que los del nuevo ingreso llegaron a la escuela luego de que el ciclo comenzara me vi atraído por un chico de primer grado, se llamaba Itachi Uchiha, lo conocí en el taller de matemáticas, en donde juntaban a alumnos de todos los grados y grupos que sobresalieran en dicha materia, pero no sé si es por lo nervios o alguna otra cosa pero nunca me he atrevido a hablarle, no sabría por donde empezar, y eso era algo muy inusual en mí, pues he de presumir que soy un tanto extrovertido, pero por primera vez esto me ha llegado a ocurrir, y no sé precisamente cómo explicarlo.

Itachi me gustaba, y mucho, no podía dejar de verlo, aunque fuera de puro reojo.

Pero luego me di cuenta de que él también se fijaba en mí, y cuando llegábamos a cruzar miradas accidentalmente él se ruborizaba y buscaba prestar su atención en algo más.

En un principio me resultó algo tierno, lo era y había ocasiones en las que me gustaba provocarlo y ponerlo nervioso, no tengo idea de si él lo sabe, estaba impaciente por poder llegar a más, sin embargo me la ponía muy difícil.

Hasta que llegó un punto en el que empezó a seguirme el juego, los coqueteos con la mirada, leves roces que conseguía dar en mis manos cuando pasaba cerca de mí, incluso algunas indirectas que solo yo lograba captar, lo peor de todo, es que cuando nos veíamos obligados a cruzar palabras e ideas me hablaba con tanta normalidad, su actuación era tan buena que deberían contratarlo como actor o algo así, cambiaba tanto que parecía una persona totalmente distinta, es más, se dirigía a mí como si ni siquiera me conociera, como si hace un par de minutos no me hubiera estado mirando con un toque de coquetería, dejando reposar su fleco detrás de su oreja para mirarme con mayor claridad, o para que yo me convenza de lo lindo que es.

Pero ninguno de los dos habla sobre nuestra situación, nos vemos de lejos y ya.

Le gusta tanto aparentar, quiere que me acerque, y creo convencerme que sabe que yo no puedo hacerlo, no puedo, pero quiero, no habría cosa que me gustaría más, mi sentencia es mirar de lejos mientras él se regocija con mi tormento, llegué a mi límite cuando lo vi reírse.

ShisuIta Week ━━ 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora