29 de abril

¿Y qué soy yo?

¿Soy artista?
Ni idea
¿Un poeta?
Ni mucho menos
¿Un escritor?
Ni en sueños
¿Y por qué no?
¿Escribes para vivir?
A veces
¿A veces o todo el tiempo?
A veces, pero con sabor
a para siempre
¿Y por qué no te dedicas a ello?
Lo hago
¿En verdad? Porqué no lo pareciera
Sí, es verdad,
no soy comprometida,
no al menos como
me gustaría serlo
¿Y sabes por qué?
Porqué tengo miedo
¡Ya! ¡Lo he dicho!

¡Es aterrador dedicarse a lo
que uno ama!
¿Qué por qué
Porqué es una lucha constante
de expectativas consigo mismo
Quiero vivir del arte porque él 

me hace sentirme a mi misma

viva

Me entrega lo que en verdad
necesito
Pero ¿Qué tengo? ¿Qué tengo
yo que pueda ofrecerle al arte?
¿Amor? ¿Pasión?
¿Regocijo? ¿Un fan más?
¡Pamplinas!
No soy nadie,
no soy nadie para la dama
inmensa, amorfa y abstracta
que es el arte.
La musa siempre cambiante
que se viste con las eras doradas.

¿Qué soy yo sino un simple
trozo de paja en un gran
granero para esta mujer,
esta dama, esta musa,
este adonis, este artista
que es el arte mismo?
¿Qué soy yo sino menos que
un chocolate barato para
los labios de esta exquisita
y fina criatura?
¿Qué tengo yo para ofrecerle?
Sabiendo que ella me brinda
el mundo entero...

Me siento esclavo de mis
preguntas,
sirvienta de mis cuestionamientos.
Soy el eco de un grito
de dolor en medio de
un teatro vacío.
¿Qué soy yo para el arte mismo?

Me siento a penas
como un grano de avena
en el inmenso mar árido
del desierto.
Pero no puedo dejarlo.
No puedo dejarlo por mucho
que me cuestione,
por mucho que sufre,
por mucho que me ahogue
la duda,
porque el arte
es parte de mi.

¿Qué importa si soy insignificante
si es esta misma insignificancia la
que me hace sentirme viva?
¿Qué importa si no soy nadie
si cuando escribo soy mil
personas?

Soy artista, soy poeta,
soy escritor, piloto,
villano o marioneta.
Soy un héroe, o una musa,
soy un libro abierto que
chorrea plumas...

Soy el arte...
aún cuando a veces
me sienta nadie.