Marco sabe que se a ganado la lotería, la moneda de oro, literalmente, pues el niño dormido de piel pálida, de ojos negros y aspecto idéntico a la descripción que su hermano menor le repitió todo el tiempo descansa sobre su espalda escondido entre sus plumas mientras vuela en dirección al Moby Dick.
Él está consiente que ha tenido la suerte del demonio por haberlo encontrado rápido y sobretodo… vivo.
Agita más sus alas aumentando la velocidad, quiere llegar al Moby lo más rápido posible para poder internar al niño en la enfermería. El color pálido de la piel, ojeras debajo de sus ojos y aspecto enfermizo le tienen preocupado desde que lo pudo visualizar desde las alturas.
Marco aún está sorprendido de como este pequeño niño a sobrevivido a la crueldad del mar. Él a vivido lo suficiente como para asegurar lo aterrador e injusto que puede llegar a ser (no puede evitar recordar su primer golpe con la realidad, cuando su familia biología fue consumida por aquella ola partiendo el barco pesquero por la mitad hundiendo los cuerpos de sus padres a las profundidades del agua sin dejar ningún rastro).
Sus alas duelen, puede sentir el hormigueo en las dos extremidades indicando que está llegando a su límite.
“No puedes parar ahora”. No puede permitírselo.
La imagen deprimente de su hermano menor aún está reciente en su cabeza.
–Mierda –susurra al ver como las nubes toman un color grisáceo sintiendo pequeñas gotas de agua golpear contra su cuerpo–
Una batalla contra el reloj nunca a sido de sus mejores victorias desde que tiene memoria.
El dolor y miedo son parte de las emociones y sentimientos más antiguos que existen, lo sabe porque recuerda a verlo leído vagamente en aquel libro que uno de los demonios lo obligó a leer en algún punto de su estadía.
Puede recordar la primera vez que experimento el miedo, fue aquella vez que Makino lo había dejado solo en el bar durante unas horas, el sentimiento de miedo combinado a la soledad es algo que simplemente nunca pudo olvidar.
Pero también recuerda haberla abrazado fuerte cuando la vio entrar por la puerta cargando bolsas de comida, aún puede sentir aquel beso que le dio en la frente mientras le decía: “Has sido muy valiente Luffy”
¿Qué estará haciendo Makino?
Aquella pregunta no para de revolotear por su cabeza cada vez que se acuerda de la mujer con la que ha vivido su corta vida. Y no es para menos, ella había sido una de las pocas personas que mostró amor por él, además de su abuelo, aunque de una forma extraña.
¿Qué pensará Makino de él ahora mismo?
¿Qué pensará de él si se llega a enterar que simplemente se rindió y dejo de luchar?
Ella debe estar decepcionada, esos no son los valores y actitudes que le inculcó y que él prometió seguir fielmente. Pero es que todo lo que a pasado es demasiado para él, para su mente. Y realmente no encuentra otra salida para su sufrimiento.
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La niñez nunca hablada
FanfictionAU (Ambientada en el universo original, pero con el pasado del capitán completamente diferente) Solo lo perdimos de vista unas horas una vez llegando a la isla, solamente unas simples horas, ¡Como terminó nuestro capitán como un niño de 5 años! Ini...