Calle tiene una enfermedad terminal y lo que menos desea es causar dolor con su partida. Tiene un secreto no tan pequeño y aunque es algo de lo que siempre se ha sentido avergonzada, trata de usarlo a su favor por una vez en la vida.
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( iii )
Como bien lo programaron, Poché compró una bolsita de pan duro y lo hizo migajas para después dividirlo entre las tres. Dio un poco a Emma en la mano, quién parecía estar impaciente por ir a dar de comer a los pajaros.
—— ¿Quieres....?
—— ...me encantaría —— interrumpió Calle, aun sin salir de su asombro y aun sin poder lidiar con toda la felicidad en su interior.
La mujer baja sonrió y le dio un poco en la mano.
—— Vámonos a dar de comer a los pájaros o se irán con hambre a sus casitas —— dijo la niña apurando a las dos mujeres.
Calle sonrió y asintió.
Las dos siguieron a la pequeña y empezaron a dar de comer a las aves, aunque para Calle fue un espectáculo total ver a Poché y a Emma huir de los pájaros cada vez que se acercaban a ellas dejando caer las migajas de pan al suelo. No podía creer que le tuvieran tanto miedo después de hablar sobre dar de comer a los pájaros cada medio segundo literalmente.
Se tomaron mucho tiempo en la plaza divirtiéndose hasta que Calle y Poché decidieron hablar con más calma y solo lo lograrían dejando a Emma tomar su helado tranquilamente mientras disfrutaba de algún juego en el parque. Los ojos de Calle no salían de Emma. Aun estaba intentando creer que realmente tuviera una hija. Aun estaba tratando de aceptar que había una parte de ella en ésa preciosura. Ni siquiera podía dejar de preguntarse cómo había sido eso posible.
—— Ella es preciosa ¿verdad?
La alta asintió con la cabeza.
—— Lo es. En algún momento me pregunté si alguien había elegido mi esperma, y si así fuera ¿estaría ésa niña o ése niño feliz? —— esta vez Calle desplazó la vista hacía la mujer de ojos aceitunas ——; no sé porqué lo hiciste, pero gracias, realmente significa mucho para mí.
—— ¿No crees que es el momento perfecto para decírselo?
Poché notó algo de miedo en la mirada de Calle. Sabía lo que le preocupaba. Era posible que la niña fuera a rechazarla, o posiblemente aceptarla, no lo sabrían hasta decírselo. La castaña asintió con la cabeza insegura. Era la primera vez que debía lidiar con algo así; pero estaba dispuesta a mantener la calma sin importar cual fuera la reacción de Emma. Era solo una niña así que no podía culparla de no entender y rechazarla.
Poché fue a por la niña y la condujo hasta el banco haciéndola sentar en medio de las dos. Calle observó más de cerca a su hija. Era realmente preciosa. Adoraba su cabello oscuro.
—— Emma, cielo...—— inició Poché esperando ser lo suficientemente buena para explicar dicha situación sin dejar varias incógnitas al aire ——, ¿sabes?, a veces en la vida las cosas pueden parecer raras, pero nunca tienen porqué serlo. Lo que mamá quiere decir es...——, Poché miró a Calle a los ojos, y ésa se seguía mostrando nerviosa y hasta curiosa también ——, que tienes otra mamá y es ella.
