Calle tiene una enfermedad terminal y lo que menos desea es causar dolor con su partida. Tiene un secreto no tan pequeño y aunque es algo de lo que siempre se ha sentido avergonzada, trata de usarlo a su favor por una vez en la vida.
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(xi)
Poché estaba sorprendida por lo grande que era la mansión de Calle. De hecho, sentía que debía ya acostumbrarse a tanto lujo mientras siguiera frecuentando a ésa mujer.
Después de la reunión que tuvieron en la cafetería para charlar y más o menos dejar las cosas claras; Calle la invitó a almorzar en su casa. La sala era extremadamente amplia y la decoración demasiado elegante así como los muebles que adornaban el lugar. La pelinegra sintió que le haría falta un GPS para encontrar el baño.
Sentada en la larga barra americana que separaba el espacio entre la enorme sala de estar y la cocina observó a Calle ocuparse de la comida. Aunque había ofrecido su ayuda, Calle se negó y la dijo que la ayudaba más estando sentada y mirándola. A la pelinegra no le importaba para nada hacer ésa difícil tarea.
En ése momento, Poché solo podía pensar en una cosa. Calle la había dicho que nunca antes había tenido una cita, lo cuál justo en ése momento la pareció muy extraño. Calle era una mujer que lo tenía todo independientemente de que ella y su familia sean dueños de casi medio mundo. Era hermosa y tenía todo lo necesario para enamorar a cualquiera persona. Entonces ¿cómo era que nunca había tenido una cita? ¿A caso quería decir eso que tampoco había tenido una relación?
—— ¿En verdad nunca has tenido una cita antes?
Calle, que estaba de espaldas, ladeó la cabeza para mirar a su novia sobre su hombro derecho. A continuación volvió la mirada hacia el pimiento que estaba cortando sobre una tabla a la velocidad de un rayo.
—— ¿Qué quieres decir exactamente?
Ése sentimiento de mujer especial empezó a esfumarse en el interior de la pelinegra. Se había sentido feliz por un momento. Sentía que era una mujer afortunada al ser la primera a la que una hermosa mujer como Calle invitaba a una cita.
—— ¿Cómo qu...? —— Poché dejó escapar un deliberado suspiro ——. Olvídalo. ¿Puedo hacer un tour por tu casa o tienes un cuarto secreto al que no debería entrar?
Esta vez, la voz de la pelinegra sonó algo molesta, lo que provocó una pequeña sonrisa en los labios de Calle, pero la mujer baja ni siquiera se dio cuanta ya que la alta estaba de espaldas.
—— Puedes hacer el recorrido con tranquilidad.
Poché hizo una mueca al bajarse de la silla y se dispuso a caminar hacia las escaleras mientras expresaba en voz baja todo lo que pasaba por su mente.
—— Debe ser toda una Casanova. Claro que lo es...no puedo creer que por un momento me haya sentido especial.
Calle curvó sus labios aún más ante las palabras que susurraba la pelinegra mientras abandonaba el lugar.
