Las luces se encendían poco a poco, mostrando en pequeñas dosis la belleza nocturna de la ciudad.
Paula observaba con diversión casi infantil, la manera en que las lámparas se encendían a su paso; parecía como si le estuvieran dando la bienvenida en ese mundo totalmente nuevo para ella. Eran muy escasos los momentos en que podía ver de cerca la ciudad en que vivía, sobre todo a tales horas.
... Sin embargo, como todo en su vida, la diversión le duró muy poco, las ventanillas se cerraron desde el botón de mando.
El lujoso auto, recién adquirido por su esposo; emitió ese sonido característico al que ella debería estar acostumbrada. En pocos segundos, el auto devoraba el asfalto a una velocidad que solo era permisible en una pista de carreras; y que le impedía ver ese mundo que echaba tanto de menos.
Raziel, su esposo, no paraba de mascullar improperios en contra de todo el mundo; en especial, en contra de su mujer; muy a pesar de que ésta, de manera constante, buscaba la manera de llegar a él para tranquilizarlo... siempre con la finalidad de llevar la fiesta en paz.
—Amor... vas demasiado rápido.
—Es tardísimo.
—Aún tenemos tiempo. Por favor, detente.
Raziel la ignoró durante un tramo; ella prefirió guardar silencio. A él le desagradaba que le repitieran las cosas que no eran de su interés.
—Ahora mi jefa se pensará que soy un desconsiderado que no respeta el tiempo de los demás. Deja eso y dime ¿Qué tanto hacías frente al estúpido espejo? —farfulló Raziel cuando ella comenzó a hojear una revista de temas jurídicos que estaba sobre la guantera
—Tú dijiste que debía estar presentable... y luego, que era demasiado maquillaje —respondió ella, después de que él le arrebatara la revista y la arrojara en el asiento trasero; poniendo en peligro la estabilidad del auto.
Raziel observó de reojo a su esposa, estaba preciosa, pero él jamás lo admitiría ante ella. Paula era una mujer de ensueño, de ojos claros y mirada suave; esbelta, con un caminar tímido que resultaba seductor; su hermoso cabello rubio, largo hasta debajo de los hombros. El vestido rompía esa imagen tierna que a Raziel le encantaba; era negro, largo, con un escote en forma de corazón y pegado al cuerpo... un clásico vestido de noche.
—Demasiado maquillaje —dijo el hombre, mientras le ganaba el paso a un taxista empeñado en jugar a las carreras con él.
—Eso no es verdad, sabes que no me maquillo tanto... por favor, más despacio.
—Eres una mujer, no un payaso... no tienes ninguna necesidad de comportarte como el resto de las mujeres.
—¿Y cómo se comporta el resto de las mujeres?
—Como si estuvieran buscando que cualquiera que pase, le falte al respeto....
—No me maquillé tanto, es más, tu madre me ayudó.
—¡Estás insinuando que soy un mentiroso! —vociferó Raziel mientras golpeaba el volante, haciendo derrapar un poco el auto.
—¡Dios mío! ¡Raziel!
Raziel sujetó con fuerza el volante; Paula se agarró de la manija de ascenso con ambas manos. Fue una tarea difícil, pero al fin él logró que el auto respondiera.
—¿Quién está conduciendo? Tú o yo —masculló él, cuando ella lo miró de reojo.
—Tú, pero...
—Entonces te callas y me dejas en paz. Casi nos matamos por tu culpa.
—Eso no es verdad...
—Ya deja de ser tan inoportuna.
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EL PÚRPURA EN TUS OJOS (fanfic Paurol)
FanfictionPaula es una mujer casada con un brillante abogado en ascenso; sin embargo, no todo lo que brilla es oro. En un punto de su vida conoce a Carol, la jefa de su marido; queda prendada de su belleza y de otros aspectos de su personalidad de los que no...