EL PÚRPURA EN TUS OJOS (fanfic Paurol)

CAPITULO 21. POR DEBAJO DE LAS PIEDRAS

Carol azotó la mano sobre su escritorio, rabie e impotencia dominaban su temperamento antes alegre, confiado, irradiante de seguridad; que ganas de escupirle en la cara con la verdad, gritar que lo sabía todo, que era un hombrecillo despreciable, una escoria, un mediocre.

...quería matarlo, hacerle pagar por cada herida en su bien amada. Pero ella no era una asesina, ella confiaba en la justicia de los hombres. También confiaba en la justicia divina, pero "Al César lo que es del César".

Tomó el teléfono y de inmediato le marcó a su asistente, la pelota ya estaba en juego y no había medio tiempo, llegarían hasta el final sin ningún descanso.

—Licenciada, buenas tardes.

—Berenice ¿Hay alguien contigo?

—Estoy sola. ¿Necesita algo?

—Bere, eres la única en la que puedo confiar. Tengo que pedirte un favor muy grande.

—Señora mía, estoy por usted y para usted. Pida por esa boca.

—Ven a mi oficina.

En cuestión de minutos, Berenice estaba en su oficina.

—Licenciada.

—Pasa Bere.

—Licenciada, está usted muy seria, me asusta.

—Va a sonar un poco extraño...

—Me está asustando, mi Lic.

—Paula Usero. ¿Te suena el nombre?

—No. ¿La conozco?

—Paula de Terán.

—¡La esposa de Raziel! ¿La ha visto? El pobrecito la está buscando como un loco. Seguro la ha encontrado por fin, y quiere darle una sorpresa.

—No. No tengo idea de dónde está, pero si en algún momento ella pregunta por mí, o por alguien de esta oficina, me la hace pasar sin preguntas y sin que nadie más lo sepa, quiero absoluta discreción, Bere. De tu discreción depende tu trabajo. Eso es de lo que quería hablarte.

—No entiendo...

—Lo único que debes entender, es que hay un tema delicado sobre esta mesa y pase lo que pase, nadie debe saber. Paula Usero es un tema tabú en todo el bufete, y Raziel Terán no debe enterarse de absolutamente nada. ¿Entiendes ahora?

—Sí, entendí cada palabra. Lo del favor, es mero formalismo.

—No lo quería poner de ese modo, pero sí, es mero formalismo. ¿Cuento contigo?

— Claro, sabe que soy su incondicional. ¿Qué más necesita? — susurró Berenice mientras con disimulo vigilaba su entorno.

—A partir de este momento, todo lo que hable contigo será de absoluto secreto. Nadie debe saber a dónde voy, ni de dónde vengo.

—Cuente con ello.

—Ahora localiza a Marina y Leonel. Me urge hablar con ambos.

—Por supuesto. Ahora los localizo y se los mando.

A pesar de no entender nada, Berenice salió sin demostrar su extrema curiosidad.

No pasaron ni cinco minutos, cuando los dos elementos de investigación ya estaban frente a ella.

...

—¿Vigilar a Terán? —preguntó Leonel con un profundo suspiro—. Licenciada ¿Está segura?

—Es su mejor elemento. Vigilarlo ¿Para qué? —dijo Marina.

—Sabía que no nos entenderíamos —murmuró Carol—. Hay algo que debo decirles, pero no aquí.