Prodigio (p2)

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-Con cuidado- dijo mientras intentaba soltarme y yo levantarme- Creo que te diste un buen golpe en la cabeza-

Sentí um dolor palpitante encima del oído izquierdo.

-¡Ay!- exclamé, sorprendido-

-Tal como pensaba...-

A mí no me hacía ninguna gracia, pero daba la impresión de que él estaba conteniendo su risa con todo el asunto, o quizás de mi expresión en estos momentos.

-¿Cómo demo...?- paré para organizar mis ideas y hablar- ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?-

-Estaba a tu lado, Tae- dijo; el tono de su voz volvía a ser serio-

Quise incorporarme, y esta vez me lo permitió y se alejó cuando le fue posible en aquel estrecho lugar.
Contemplé la expresión inocente de su rostro, lleno de preocupación.
Sus ojos dorados me desorientaron de nuevo. ¿Qué era lo que acababa de preguntarle?

Nos localizaron enseguida. Había un gentío con lágrimas en las mejillas gritándose entre sí, y gritándonos a nosotros.

-No te muevas- ordenó alguien-

-¡Saquen a Taylor de la furgoneta!- chilló otra persona-

El bullicio nos rodeó. Intenté ponerme de pie, pero la mano fría de Jungkook me detuvo.

-Quedate ahí por ahora-

-Pero hace frío- me quejé. Me sorprendió cuando se rio quedamente, pero con un tono irónico- Estabas allá, lejos- me acordé de repente, y dejó de reírse- Estabas al lado de tu coche-

Su rostro se endureció.

-No, no es cierto-

-Te vi-

A nuestro alrededor reinaba el caos. Oí las voces graves de los adultos, que acababan de llegar, pero solo prestaba atención a nuestra discusión.
Yo tenía razón y él debía reconocerlo.

-Tae, estaba contigo, a tu lado, y te quité del medio-

Me miró, y sucedió algo extraño. Era como si el dorado de sus ojos se hubiera encendido, como si sus ojos me estubieran anesteciando, hipnotizándome. Resultaba abrumador de un modo extraño y exitante.
Pero su expresión detonaba ansiedad. Pensé que estaba intentando comunicarme algo crucial.

-Pero eso no fue lo que pasó- dije débilmente-

El dorado de sus ojos centelló.

-Por favor, Tae-

-¿Por qué?- inquirí-

-Confía en mí- me rogó-

Entonces oí las sirenas.

-¿Prometes explicármelo todo después?-

-Muy bien- dijo con brusquedad, repentinamente exasperado-

-De acuerdo- murmuré, incapaz de procesar sus cambios de humor y tratar de asimilar lo que había pasado a la vez-

¿Qué se supone que debía pensar, cuando lo que recordaba era algo imposible?
Se necesitaron seis paramédicos y dos profesores, el señor barner y el entrenador Claap, para desplazar la furgoneta de forma que pudieran pasar las camillas.
Jungkook insistió en que él estaba ileso y yo intenté imitarlo, pero se apresuró a contradecirme. Les dijo que había sufrido un golpe en la cabeza y lo agravó, haciendo que sonara peor de lo que era, usando palabras como "Contusión cerebral" y "Hemorragia".

Quise morirme cuando me pusieron un collarín. Parecía que toda la escuela estaba allí, mirando con gesto adusto, mientras me introducían en la parte posterior de la ambulancia. Dejaron que Jungkook fuera delante. Fue mil veces más humillante de lo que había imaginado que sería ese día, y ni siquiera había pisado la acera.

Para terminar de empeorar las cosas, el jefe de policía Kim llegó antes de que pudiera alejarme de allí para ponerme a salvo.

-¡Tae!- gritó con pánico al reconocerme en la camilla-

-Estoy bien, papá- dije con un suspiro- No me pasa nada-

Se giró hacia el paramédico más cercano en busca de una segunda opinión.
Mientras él trataba de tranquilizarlo, los ignoré y me detuve a analizar el revoltijo de imágenes absurdas que se agolpaban en mi mente, de imágines imposibles.
Cuando me alejaron del coche en la camilla, había visto una abulladura profunda en el parachoques del coche marrón. Encajaba a la perfeción con el contorno de los hombros de Jungkook... Como si se hubiera apoyado contra el vehículo con fuerza suficiente para dañar el bastidor metálico.

Y luego estaba la familia de Jungkook, que nos miraba a lo lejos con una gama de expresiónes que iban desde la reprovación (Hoseok) hasta la ira (Yoongi), pero no había el menor atisbo de preocupación por la integridad de su hermano.

Rememoré la sensación de estar prácticamente volando por los aires... Aquella masa sólida que me había lanzado al suelo... La mano de Jungkook bajo el chasis de la furgoneta, como si la estuviera levantando del suelo...

Intenté hallar una solución lógica que explicara lo que acababa de ver.
Lo único que se me ocurría era que estaba sufriendo un ataque psicótico. No tenía la sensación de estar loco, pero quizás la gente loca siempre se sintiera cuerda.

La policía escoltó a la ambulancia hasta el hospital del condado, por supuesto. Me sentí ridículo todo el tiempo que tardaron en bajarme, y ver a Jungkook cruzar majestuosamente las puertas del hospital por su propio pie empeoraba las cosas.

Me condujeron hasta la sala de urgencia, una gran habitación con una hilera de camas separadas por cortinas de colores claros. Una enfermera me tomó la presión y me puso un termómetro debajo de la lengua.

Dado que nadie se molestó en cerrar las cortinas para consederme un poco de intimidad, decidí que no estaba obligado a llevar aquel vergonzozo collarín por más tiempo.  En cuanto se fue la enfermera, desabroché el velcro rápidamente y lo tiré abajo de la cama.

Se produjo una nueva conmoción entre el personal del hospital. Trajeron otra camilla hacia la cama continua a la mía. Reconocí a Taylor Crowley, de mi clase de Historia, debajo de los vendajes ensangrentados que le envolvían la cabeza. Tenía aspecto cien veces peor que el mío, pero me miró con ansiedad.

-¡Tae, lo siento mucho!-

-Estoy bien, Taylor, pero tú tienes aspecto horrible. ¿Cómo te sientes?-

Las enfermeras empezaron a desenrollarse los vendajes manchados mientras hablábamos, y quedó al descubierto una decena de cortes por toda la frente y la mejilla izquierda.
Tayler no prestó antención a mis palabras.

-¡Pensé que te iba a matar! Iba a demasiada velocidad y entré mal en el hielo...-

Hizo una mueca cuando una enfermera empezó a limpierle la cara.

-No te preocupes; no me alcanzaste-

-¿Cómo te moviste tan rápido? Estabas allí y luego desapareciste-

-Pues... Jungkook me empujó para apartarme de la trayectoría de la camioneta-

Parecía confundida.

-¿Quién?-

-Jeon Jungkook. Estaba a mi lado-

Como de costumbre, ni siquiera sonaba creíble.

-¿Jungkook? No lo vi... ¡Vaya, todo ocurrió tan rápido! ¿Estas bien?

-Supongo que sí. Anda por aquí cerca, pero a él no lo obligaron a usar una camilla-

Sabía que no estaba loco. En ese caso, ¿Qué había ocurrido? No había forma de encontrar una explicación convincente para lo que había visto.

Luego me llevaron en silla de ruedas para sacar una placa de mi cabeza. Le dije que no tenía heridas, y estaba en lo cierto. Ni una contusión. Pregunté si podía irme, pero la enfermera me dijo que primero debía hablar con el médico, por lo que quedé atrapado en la sala de urgencia mientras Taylor me acosaba suplicándome disculpas.

Siguió implorando perdón por más que intentaba de convencerla de que me encontraba perfectamente. Al final, cerré los ojos y traté de ignorarla.

-Meng

Crepúsculo (J.Jx K.T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora