『 28 』

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"And if you have a minute, why don't we go talk about it somewhere only we know?" -Somewhere only we know, Keane

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"And if you have a minute, why don't we go talk about it somewhere only we know?" -Somewhere only we know, Keane.

Si hace unos años le hubieras preguntado a ___ que haría en su futuro seguramente te hubiera respondido mil cosas, pero ninguna de ellas sería estar en una cabaña en medio del bosque, alejada de la sociedad, junto al chico que le gusta, porque ni siquiera ella misma lo creía. 

Porque bueno, estar acostada junto a Camilo Madrigal mientras hablan de cualquier tontería era probablemente el sueño de muchas –e incluso muchos– en el pueblo, pero una realidad para ___ Montero. 

Habían pasado ya unas cuantas semanas de aquel encuentro, semanas en las cuales ___ ha logrado conocer nuevas cosas de Camilo, como por ejemplo que estudia fotografía y diseño gráfico, uno de sus pasatiempos favoritos es dibujar; que es un buen cocinero, un gusto el cual heredó por parte de su tía Julieta; se ha visto todo el catálogo de Disney junto con André. Tambien descubrio que tan cariñoso y detallista podía llegar a ser, había días en los que llegaba con un dibujo para ella; cuando se concentra demasiado frunce el ceño, eso lo descubrió cuando él mismo le pidió que fuese su musa para un dibujo –el cual nunca le mostró– y en más de una ocasión cuando desvió la mirada hacia él, lo encontró con esa expresión. Descubrió de igual manera que podía llegar a ser celoso, aunque no lo demostraba, pero se podía notar inmediatamente en cómo su mirada cambiaba. Finalmente, regresando al lado cariñoso del Madrigal, le gustaba llegar por detrás de ella y sorprenderla con un abrazo, seguido de cortos besos que esparcía por su rostro; le gustaba llamarla por apodo como ‘princesa’, ‘bebe’, ‘mi niña’, o ‘cariño’; adoraba los besos en la frente, en la mejilla y en la comisura de los labios. Era un buen chico. 

Aunque, formalmente no eran pareja. Él no se lo había propuesto y ella no quería insistir. Pero no le molestaba en lo absoluto, disfrutaba como estaban ahora, pues si antes el tener 15 y 17 parecia malo a pesar de que ambos eran menores de edad, ahora que él tenía 20 y ella 17 se veía mil veces peor pues el era legalmente mayor de edad y ella no, o almenos no por unas cuantas semanas más.  Así que si, prefería no tener una relación formal por ahora. 

—¡No lo puedo creer! —exclamó ___ entre risas. 

—Pues créelo, André no puede ver una sola película sin llorar —respondió Camilo. Le había contado la primera vez que vieron Ice Age y el moreno había comenzado a llorar al final, cuando el niño regresó con su familia. 

—Pero eso no es triste, al contrario, debería alegrarse por él y porque encontró a su familia. 

—Intenta explicarle eso. Según él, era mejor que el niño se quedará con un diente de sable, un mamut y un perezoso que con los humanos. 

___ sonrió al imaginarse esa situación, tampoco sonaba tan mal. Ninguno de los dos dijo nada más, solo sintió como Camilo la abrazaba por la cintura y la atraía hacia él, colocando su rostro entre la cabeza y el hombro de ella. 

—Tengo sueño —murmuró. El contacto del caliente aliento del Madrigal sobre su piel le provocó un cosquilleo por lo que no pudo evitar soltar una leve risa. 

—¡No hagas eso! me da cosquillas. 

—¿Qué cosa? —pregunto ‘inocentemente’. 

—¡Eso!

—Oh, así que la señorita es débil ante las cosquillas, esto me servirá en un futuro. 

—Te odio —pronunció entre risas. 

—Demuestramelo. 

—Eres insoportable cuando te portas así, ¿Lo sabes? —dijo mientras lo empujaba hacia un lado. 

—Y así me quieres, cariño. 

—Lamentablemente. 

—¡Oye! —fingió indignación, girándose hacia otro lado para no verla. Otra cosa que olvidaba mencionar es que adoraba hacer dramas cada vez que tenía la oportunidad. 

—Sabes que es broma, Cam. 

—Entre broma y broma la verdad se asoma. 

—¡Qué dramático! 

El mayor no menciona nada vez, provocando que ___ creyera que realmente se había molestado. 

—Ey.. —hablo preocupada, inclinándose hacia Camilo.— No te enojes sabes que yo... 

Fue interrumpida por los labios del mayor que atacaron los suyos, siempre aplicaba la misma estrategia. 

—Algún día dejaré de caer en tus sucios juegos para besarme —Camilo sonrió ante eso. 

—Ese día no será hoy —respondió él, iniciando una sesión de besos. 

Sesión la cual fue interrumpida por un tono de llamada proveniente del celular de él, quien con toda la pereza del mundo, se levantó a atender. 

—¿Alo? —respondió, sonriendo al escuchar de quien era la llamada.— ¡Anto!... claro... en serio?... yo encantado, sabes que siempre te recibiré con los brazos abiertos... si, yo le aviso, se pondrá contento cuando se entere... chao, besos —y finalmente colgó la llamada. 

Aunque para esto, ___ ya estaba parada en la puerta con mil preguntas en mente. Primero que nada, ¿Anto? ¿Te recibiré con los brazos abiertos? ¿Chao, besos? si, estaba celosa, aunque no lo mostraría. 

—Debo irme a trabajar, Cam —murmuró, tratando de sonar lo más normal posible.

—¿Tan pronto? —asintió.— Qué pena, creí que tendríamos más tiempo juntos. 

—Lo hubieras pensado antes de tener a una no..—se interrumpió a sí misma.—A una amiga tan responsable. 

—Tienes razón —contestó.— Deberías renunciar, así podremos aprovechar esas horas para nosotros. 

—No me quieras llevar por el mal camino. 

—Tienes razón, una disculpa señorita. ¿Nos vamos?

Asintió nuevamente y emprendieron camino hacia el pueblo. 

Promesa; Camilo M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora