Leyenda del Dios, la Bestia y el Demonio

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Camina despacio, no hagas ruido, sé cautelosa muchacha, que la crueldad ronda en este bosque lleno de niebla. El león ruge, el lobo aúlla, el cuervo grazna y no son animales, son engendros infernales dueños del inframundo.

Sal de esos árboles muchacha, corre antes de que sea tarde, antes de que uno de los monstruos te detecte. Son inhumanos, crueles y despiadados.

Eres tan bella, toda a una ninfa de la noche, a ellos les encanta la oscuridad, así que corre. Levántate, que a ellos no les importa que seas la prometida de un poderoso brujo. Oh muchacha, corre que los espectros de los árboles quieren poseerte, pudrir tu carne, enloquecerte y llevarte al averno.

El llanto de una mujer herida te cala en los sentidos, no pongas atención por más que te erice la piel. Su lamento te encoge, pero ponte de pie e ignora ese ruido infernal que sale de su garganta. Eso, corre bella ninfa, corre e ignora a aquel que salta de árbol en árbol pidiendo ayuda. Tus piernas duelen, tu corazón martillea y las ramas intentan alcanzarte, pero falta poco...

¡Oh no, bella ninfa! Has sido descubierta por el gran demonio. El espectro huye cuando aterriza frente a ti desplegando sus alas negras y el animal alado toma forma humana vistiendo de negro. Tus ojos se pierden en su perverso atractivo y el rugido del león es lo que te saca de la hipnosis cuando se levanta convirtiéndose en una persona. Sientes un gruñido a pocos pasos y acto seguido un duro torso en tu espalda.

Los tres hombres te rondan, son grandes y perversos. Han vivido desde la creación, pero su apariencia es joven, viril y hermosa. Altos, con cuerpos esculpidos y mirada siniestra.

Son el Dios, la Bestia y el Demonio. No comparten la presa, pero tu belleza los sume y se meten en tu cabeza. Hacen que te estorbe la ropa, que tus pezones sensibles duelan con el roce de la tela.

Te miran con tanta hambre y tu emanas tanto fuego que dejas acercar al Demonio que lame tu cuello, mientras la Bestia abre tu blusa mordiendo y chupando tus senos, en tanto el Dios se acerca por un lado metiendo los dedos en tu sexo.

Te desnudan y los tres estimulan su miembro con tu imagen. Quieres salir del encanto, pero caes en medio de sus besos. Sus manos te recorren con caricias lánguidas y diestras. Tienes al Dios prendido de tus labios, la Bestia sigue succionando tus pechos y el Demonio ha abierto tus pliegues venerando tu sexo con la lengua que saborea tus fluidos.

Gimes con el miembro grande y fulgente de la Bestia el cual avasalla tu boca. Ya no estás en el césped, estás sobre el cuerpo del Dios que abre tus glúteos empalando tu sitio sagrado, es grueso y trata de doler, pero el placer de tener al demonio en el canal de tu sexo distrae todo. La niebla los envuelve y tus jadeos, bella ninfa, se pierden en la oscuridad.

Te embisten mientras tú lames y sujetas lo que tienes en la boca. Se han apoderado de ti sumiéndote en una auténtica lujuria, en un delicioso placer carnal. Entran y salen de tus orificios comiéndote como animales. Marcan tu piel, te besan de la cabeza a los pies y terminan en tus canales, en tu boca, finalizando el pacto con un beso de cada uno antes de desaparecer.

Has quedado desnuda bella ninfa, con los labios hinchados, con tu piel blanca marcada y tu cuerpo adolorido por la fuerza que ejercieron con las embestidas. Tu garganta aún tiene el sabor del derrame de la Bestia, tu sexo aún cosquillea recordando los lengüetazos del Demonio y tu canal trasero clama el miembro del Dios.

Te han condenado bella ninfa, una vez en sus brazos basta para sumirse en su perversión. El tiempo pasa, tu prometido lo entiende, pero el rencor de que esas bestias infernales condenaron a su esposa lo llenan de odio.

Han pasado dos años bella ninfa y has dado a luz en aguas cristalinas a una bella niña con el cabello tan oscuro como la noche en la que te tomaron los engendros y unos ojos tan azules como el cielo.

Tu esposo la toma y la ofrece a los dioses buenos, jurando y labrando el poderoso hechizo el cual promete que ella y su legado doblegarán a todos los dioses infernales que existan hasta el final de los tiempos.

Y donde sea que vayan una ninfa se toparon, una ninfa los enloquecerá, castigara o matara.

Entonces el bosque ya no dará miedo. El verdadero terror es toparte con esas hechiceras aguerridas que han nacido para arrodillar a los grandes.

NOTA

Esta leyenda fue escrita por Eva para dar explicación al origen de los engendros infernales y en ella se inspira para los libros y los personajes, se supone que son los antepasados de estos.

♦️Rachel y Emma pertenecen al linaje de las ninfas.

♦️Christopher al de la Bestia.

♦️Antoni al del Demonio.

♦️Ilenko al del Dios.

♦️Ilenko al del Dios

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