Isaías 27:1

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"Aquel día el Señor castigará

con su espada feroz, grande y poderosa,

a Leviatán, serpiente huidiza,

a Leviatán, serpiente tortuosa,

y matará al dragón que vive en el mar"

Isaías 27:1

Según las leyendas, la última vez que un dragón pisó el país del Dao se llevó a un hada y tuvieron cien hijos, por lo que independientemente de lo que fuese a suceder esta noche, la primera reacción de Van Hung fue pasar a la pequeña Ngoc Nu a los...

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Según las leyendas, la última vez que un dragón pisó el país del Dao se llevó a un hada y tuvieron cien hijos, por lo que independientemente de lo que fuese a suceder esta noche, la primera reacción de Van Hung fue pasar a la pequeña Ngoc Nu a los brazos de Van Hai y esconder a Than Thien detrás de Cuong y él.

—¿Tengo que buscar mis guantes dorados antes de que el dragón llegue? —Cuong ya estaba listo para pelearse con un dragón con la determinación de cualquier niño de trece años y Van Hung iba a contestarle cuando la emperatriz se llevó una mano al puente de la nariz y los llamó con un chasquido.

La atención de cinco Kim se fijó en ella de inmediato. Cuong dio un paso adelante.

—Madre, creo que podríamos dejar a Than Thien, Hai y Ngoc Nu en la sala del trono y Hung y yo vamos-

—¿Por qué me dejarían en la sala del trono con las princesas? —preguntó Van Hai, ceñudo.

—Porque eres muy bonito y no queremos que te confunda con otra princesa —replicó Hung, sin la menor duda. Y por el asentimiento serio de Cuong, pensaba lo mismo que su hermano mayor.

—Es por prevención —continuó Cuong, intentando elegir con cuidado sus palabras para no herir a su segundo hermano, al que también quería mucho—, Hung y yo podemos cuidarte, Hai. Y tú cuidas a las princesas...

La emperatriz meneó la cabeza y agradeció que sus sirvientes les hubiesen dado algo de privacidad llevándose a los invitados a una distancia lo suficientemente lejana para que no oyesen esta plática. Volvió a chasquear los dedos.

—Nadie va a ir por sus guantes de pelea —Miró a Cuong al decirlo— ni a quedarse aparte para cuidarse. Es un dragón sagrado, no un vil ladronzuelo. Está aquí para fomentar la unión entre un plano místico y nuestro amado país, por lo que ustedes se van a peinar, a ponerse sus zapatos —Vio a Than Thien de reojo— y a formarse a mi lado, esta vez sin escaparse, porque ese dragón no se puede ir de aquí con una mala impresión de nuestra familia si queremos conservar este trono, el respeto de nuestra gente, y si no quieren que los castigue hasta que Ngoc Nu sea emperatriz y les pueda quitar el castigo. ¿Alguna pregunta?

Al decir esto, les mostró una sonrisa afable. Hubo un par de sacudidas de cabeza, pero no dudas.

Than Thien corrió hacia la doncella que la estuvo buscando y ella se agachó con alivio para ponerle los zapatos a su princesa. Hung le pidió una servilleta de tela a una criada y le limpió con cuidado la cara a Ngoc Nu, que todavía estaba en brazos de Van Hai, mientras Cuong alisaba los atuendos ceremoniales de cada uno y retiraba restos de fruta de sus manos o ropa.

Envidia (Pecados #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora