9. Ojos mercurio

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Capitulo recién salido del horno, cuidado que quema 😋

Espero que lo disfrutéis, nos vemos al terminar.

¡BUENA LECTURA!

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Helewis O'Brien era la perfecta combinación de la discordia, la hipocresía y el engaño humano, una oportunista que sabía bien cuándo y cómo conseguir lo que quería. Era inteligente, demasiado para lo que le convenía, ágil y astuta, y todo eso escondiéndolo detrás de su hermosa pero extraña y frágil apariencia.

Era perfecta para jugar al papel de víctima, de culpable o de simple sombra que pasa desapercibida, pero nunca de heroína, y eso lo sabía.

Nadie escondía la curiosidad que sentían hacia su persona, las ganas de querer ver más que su reflejo en los espejos de su mirada; alguna emoción, algún sentimiento... pero nada, todo era un muro intraspasable pintado de azul cristal. La seguridad con la que se marcaban sus pasos, su tono y timbre de voz en las pocas veces que tenía y debía hablar con alguien, evidenciaba ser los de una persona adulta aunque su aspecto de adolescente dijera lo contrario. Mucha gente había empezado a admirarla y respetarla en silencio pese al hermetismo y misterio que la embargaba de forma constante.

El túnel escondido entre tanta interpretación no era fácil de ser descubierto, años de asimilar su nueva forma la había vuelto una de las mejores sombras de todo el nido que hasta ella empezaba a creerse su mentira... Helewis era la perfecta escultura blanca pintada de negro, manchada de oscuridad y sed de sangre, pero en algún punto de su cuerpo la pureza aún estaba presente, opacada, pero allí estaba, sin embargo el mal hacía su camino cubriéndolo poco a poco y simbolizando aquello para lo que había sido creado, para romperla.

—Princesa, son las tres de la madrugada —habló Fred con su voz calmada y comprensiva. —Debes descansar o mañana caerás en tu primera clase.

La joven levantó un momento los ojos del libro que estaba leyendo, uno de los cientos que había traído de la biblioteca y que ahora estaban esparcidos por la mesa junto a un montón de pergaminos escritos. Sus ojos se desviaron hacía su reloj de muñeca, era verdad, ya era tarde y al estar tan ensimismada en su trabajo no se había dado cuenta de que el tiempo había estado corriendo más de la cuenta.

—No importa, aun tengo poción Reabastecedora de sueño, puedo aguantar un poco más —respondió ella, aunque se notaba su cansancio, unas pequeñas bolsas habían empezado a desenvolverse debajo de sus ojos.

—¿La robaste? —preguntó el joven yendo al grano. Se sentó a su lado, quitando las piernas de su protegida para tener un lugar y así lograr que volviera a verlo.

Últimamente su silencio era algo que el chico poco toleraba, era más tenso, más pesado, y pocas veces podía leer nada en su mirada o pensamientos, esa chica había logrado, de algún modo, sacarlo de ese pequeño espacio de cerebro donde salvaguardaba sus secretos. Helewis estaba cayendo en un profundo pozo al tener que cumplir con el cometido pedido, el tener que encontrar la daga de Yandrak la estaba desgastando tanto mental como físicamente, y la gente empezaría a notarlo si eso no cambiaba pronto.

—Básicamente —contestó la castaña con un encogimiento de hombros. No parecía que eso la afectara de ningún modo, pues para ella, el robar era el menor acto vil que sabía hacer. —Fuí a la enfermería, la ví y la cogí, punto. —añadió al ver cómo el pelirrojo alzaba la ceja esperando una explicación un poco más larga.

—Llama, eso está mal... —Llama. Ese apodo hacía tiempo que no había sido nombrado, algo que le recordaba al pasado, uno tormentoso y que deseaba olvidar. Fred, él era el único que la llamaba así desde que era pequeña, algo que tenía un significado oculto y que aún no había sido desvelado.

𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora