𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨

10. Por culpa de Harry Potter

No es tan simple como ser encontrado y reiniciar tu vida 

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Las clases habían terminado, el ajetreo en los pasillos había menguado quedando casi vacío dejando los espacios comunes bastante llenos de estudiantes. El día se había oscurecido de repente, las nubes habían tapado el sol haciendo bajar la temperatura y obligando a encender las chimeneas de las salas comunes.

Ese día, en el campo de Quidditch, el equipo de Slytherin se esforzaba por entrenar, estirar el cuerpo y desempolvar las tácticas y técnicas que tenían preparadas. Pronto se abriría la temporada con el partido de Gryffindor contra Slytherin y debían de estar preparados pues los leones eran un equipo sólido, buenos jugando en equipo y capaz de aprovechar las ventajas y fortalezas de sus integrantes.

Sin embargo, esa tarde dos de los deportistas más selectos y los cuales llevaban el Quidditch en la sangre no parecían sacarle provecho al entrenamiento. El papel de guardián que Albus Potter desempeñaba había sido criticado varias veces por el capitán del equipo pues el moreno lucía despistado, sumido en sus pensamientos y sin prestar atención a la práctica. El hijo menor del Salvador del mundo podía tener muchas diferencias con su hermano mayor, pero el orgullo no era una de ellas. La imagen de Helewis O'Brien no lo dejaba en paz, apareciendo momento sí, momento también y se sentía raro con ello, ¿qué tenía esa chica como para que pudiera traspasar su corazón sin resistencia alguna?

—No me subestimes Potter, puedo ser joven, pero no inocente, —sonrió de lado. —y no me interesas ni como compañero, amigo o algo más.

Algo en esa frase no le había gustado, recordaba cómo, en un segundo de haberla oído, una alarma se había encendido en su pecho para luego desaparecer, sin embargo esta había vuelto a manifestarse con el paso de los días, una extraña sensación pero sin ser capaz de saber del porqué era así.

Mientras, el varón más joven de la familia Malfoy había empezado a ser arrastrado por los hilos de la telaraña de la misteriosa alumna. En los primeros días él no lo había presentido y cuando empezó a hacerlo se había sentido abrumado, Scorpius nunca sé había sentido así, si, había tenido algún que otro encuentro con chicas pero nada serio, sin embargo con ella... Algo había de distinto, dejando a parte el misterio y curiosidad, ¿sería del aspecto nada jovial que desprendía, por la madurez y seriedad con la que lo miraba todo, por el análisis y cautela de la que era merecedora y que era utilizada las veinticuatro horas del día?

—No me pongas a prueba, Malfoy, porque saldrás perdiendo.

Sonrió, a él le gustaban los retos, descifrar enigmas y Helewis O'Brien parecía ser uno de ellos. Complicado y enredado, pero de todos modos ¿tenía algo más divertido que hacer? Ella misma sé lo había pedido, lo había provocado y él ansioso había aceptado, era el momento de empezar el juego.

***

No muy lejos de allí, dentro del castillo Helewis se apresuraba para llegar a la biblioteca, tenía poco tiempo para dejar todos los libros que había cogido prestados, adelantar deberes y, mientras todos estuvieran cenando, ausentarse para ir al bosque y lanzar el hechizo.

Estaba deseosa por encontrar la daga, terminar con esa petición de una vez por todas y así poder relajarse, calmar toda esa ansiedad y nervios que traía consigo, escondidos frente a todos pero no para su cuerpo. La noche anterior había sido larga, demasiado después de que Fred la dejara sumida en sus pensamientos, una extraña y punzante sensación la había estado atacando desde entonces, oprimiendo su tráquea. ¿Sería remordimiento? Odiaba no ser completamente una sombra, sin ningún rastro de pureza en su cuerpo todo sería mucho más fácil, podría hacer las cosas sin preocuparse, sin sentir culpa alguna, pero no... ¿Por qué debía de ser todo tan complicado?. De pronto algo impactó en su hombro haciendo que la chica perdiera el equilibrio y cayese al suelo llevándose con ella todo lo que cargaba en sus brazos.