16. Reflejo del pasado

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Ella era esperanza, el resplandor de la vida misma. Era algo perfecto, refrescante, alegre y propio de un sueño... Encandilaba con su sola presencia.

Y luego estaba Ella, el constante recordatorio de su pasado oscuro, ensombreciendo todo a su paso. Le recordaba que su cuerpo estaba manchado de sangre, un rojo intenso que no podía borrarse de su piel. Una pesadilla...

¿Por quién decantarse? 

¿Por la luz o por la oscuridad?

Y la pregunta que más le sorprendía, ¿cómo sentirse al saber que la maldad se le daba mejor?

—Pensamientos de Helewis O'Brien

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La noche cayó sembrando la oscuridad más tensa a los terrenos de Hogwarts. Una noche tranquila, demasiada calma se respiraba en el castillo después de lo ocurrido hacía unas horas, la lluvia había cesado dejando espacio a la luna llena, espléndida, blanca, pura como solo ella podía serlo, pues nadie podía arrebatar algo que no era capaz de alcanzar.

Pasillos solitarios, aulas vacías y sombras que se asomaban por las esquinas esperando el momento oportuno para abalanzarse contra el ser temerario que osaba ocupar su momento de gloria y poder.

Las lágrimas del pasado oscuro perseguido por las ganas de venganza mostraban el camino hacia la enfermería del castillo, esa, que desde hacía horas estaba habitando la nueva alumna de Hogwarts.

Los cálidos rayos de la luna se filtraban por los grandes ventanales de la estancia donde la joven de piel frágil descansaba en la cama de sábanas blancas.

Despacio, como si los párpados le pesaran más de lo normal, Helewis abrió los ojos y se estiró un poco para incorporarse. Tenía hambre, su estómago rugía por la necesidad de comer algo y como si fuera pedido la cena apareció a su lado; una ensalada, algo de asado junto a un poco de pan y de postre fresas con nata y chocolate, además había un vaso de zumo de calabaza.

Abrió los ojos con asombro, ¿quién había hecho algo así? Buscó en la bandeja alguna nota del responsable y la encontró debajo del plato que correspondía al postre.

Nunca te creí salvar a quién más aborreces viendo tus antecedentes, aunque hiciste una sorprendente caza.

Fuiste buena, pero fallaste al final, una lástima... Por fortuna y para que tu conciencia esté tranquila, conseguiste salvar al hijo de Potter.

Ten cuidado, quizás en otro momento no tengas tanta suerte.

Kevin Edevane

PD: Sé que no sueles comer carne, pero imaginé que hoy te vendría bien.

***

La niebla lo rodeaba haciéndolo andar a oscuras, era espesa y sofocante como si estuviera en una sauna. El calor comía su piel y el sudor bajaba a raudales por su rostro. Sus pasos eran pesados mientras que su mente solo buscaba una posible salida a ese mal sueño.

El color del aire cambió, pronto el frío abrazó su cuerpo y la sensación de congelación se hizo notoria en poco tiempo. Avanzaba, continuaba buscando ese pronto camino, pero cada vez estaba más cansado, sus piernas apenas podían sostenerlo y sus ojos se estaban empezando a cerrar. No tenía fuerza, no tenía energía, no sentía la magia correr por sus venas... No sentía nada.

𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora