Donde Kageyama está harto y necesita desesperadamente saber qué siente por la mandarina.
Mamá Suga entra en acción.
Prólogo +10 caps + epílogo
Cr al autor de la imagen de portada.
Hinata le había dicho que confiaba en él y que él lo hacía en Hinata, lo cual le había dejado un sentimiento muy cálido que le confundía más y más.
Él era muy inseguro en cuanto a la amistad, por lo que no estaba acostumbrado a que alguien confiara en él fuera del ámbito del voleibol, pero una persona buena, un rayo de sol se lo había dicho.
No se lo esperaba, evidentemente.
Kageyama era totalmente consciente de que ser su amigo debía ser insoportable, pero se había esforzado mucho en cambiar.
Pero el único que se había dado cuenta era Hinata.
Un balonazo en la cabeza le saca de todos sus pensamientos y vaya, precisamente de quien estaba hablando es el inútil que ha osado golpearle.
Hinata al ver lo que hizo puso una expresión de puro terror mientras Tanaka y Noya se están riendo a sus espaladas.
-Kageyama...¡Ha sido sin querer! -estaba al borde de las lágrimas.
Lo único que Tobio pudo hacer fue gruñir y dejarlo pasar por el momento, cosa que hace que todos en el gimnasio se queden perplejos.
-Al rey se le bajaron los humos -se burló Tsukishima.
Pero ahí su mal humor si despertó.
-¡Repite eso, larguirucho! -gritó Tobio hacia el rubio.
-Ahí lo tenéis, no se fue -habló Tsukishima con aires de superioridad.
-Tsuki -intervino Yamaguchi- creo que te está pasan...
-Míralo, está literalmente temblando de la ira.
-Soy mucho mejor que tú -expuso Kageyama.
-Claro, intenta jugar un partido tú solo...espera, ya lo hiciste, ¿Cuánto fue que tardaron en mandarte al banqui...
-¡Tsukishima! -wow, Kageyama en su vida había escuchado la voz de Hinata tan peligrosa.
-¿Ahora tú? -preguntó el otro con aburrimiento.
-No, solo Cállate ya.
-¿Hah?
-Kageyama es vital en el equipo, mucho más que tú, así que cállate ya.
-¡Buena esa Shoyo! -gritó Noya- ¿ahora qué, amargashima?
-Tch.
Kageyama seguía recapacitando. Le acababa de defender de un comentario que en realidad se merecía. Era muy raro.
Raro, pero podría acostumbrarse
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-Oye.
Hinata se dio la vuelta y sonrió.
-¿qué pasa, Bakayama?
-Igoraré eso por esta vez -gruñó el mencionado- gracias...-susurró muy bajo.
-¿Qué? -Hinata no estaba jugando, realmente no lo había escuchado.
-He dicho que gracias.
-¿Por qué?
-Por defenderme del idiota de Tsukishima, supongo.
-Ah, no es nada, probablemente tú habrías hecho lo mismo, o al menos eso quiero pensar -dijo con un falso rencor.
-Nah, yo te habría insultado -ambos estaban de broma.
-Eres taaaaaan malo, Bakayama -lloriqueó el mandarino
-Y tú taaaaaaan idiota que debería ser ilegal .
-¡Oye! este idiota te ha salvado hoy la vida.
-No exageres.
-NO lo hago.
Eran tan idiotas a la hora de coquetear que ni siquiera sé si esto avanza. Pero son tontos que se quieren, que es lo más importante.
