Donde Kageyama está harto y necesita desesperadamente saber qué siente por la mandarina.
Mamá Suga entra en acción.
Prólogo +10 caps + epílogo
Cr al autor de la imagen de portada.
Esa misma noche, (después de ganar el partido, por cierto) Kageyama decidió escribir en su libreta más cosas a cerca de Hinata que le gustaban y se podría decir que...eran más de diez.
Más incluso que veinte, quizás.
Su entusiasmo, su sonrisa, su cara de concentración al practicar recepciones, como cruzaba las piernas cuando Ukai estaba explicando, cuando se le hinchaba la vena de la frente si se peleaba, cuando arrugaba la nariz si no le gustaba la comida...
Vale, quizás sí que le gustaba un poquito Hinata.
Puede que mucho.
Pero la cuestión aquí era, ¿Qué iba a hacer con esa información? no sabía cómo proceder en estas situaciones, literalmente era la primera vez que le pasaba algo así y era bastante confuso.
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-Has terminado ya con...ya sabes, la lista -preguntó Suga discretamente tras el entrenamiento.
-Ah, sí -respondió el menor distraídamente.
-¿Llegaste a escribir diez cosas?
-En realidad, escribí unas pocas más...
-¿Cuántas, pregunto extrañado Suga.
-Esto...treinta y cinco más si no estoy mal.
-¿¡Qué!? espero que después de esto no sigas dudando.
-Creo que sí me gusta.
-¡¿Crees?!
-¿Por qué gritas?
-Da igual, la gran pregunta es, ¿se lo vas a decir?
-Lo he estado pensando -dijo Kageyama mirando el suelo.
-¿Y qué piensas?
-Creo que se lo puedo decir, pero si no es recíproco igual me coge asco.
-No soy experto, pero creo que vuestra amistad es demasiado sólida como para que se estropee por esta tontería. Dile como te sientes, quítate el peso. No pienses en "qué pasaría sí...", hazlo. Quedarte con la duda y los nervios toda la vida suena mucho peor que un rechazo.
Kageyama miró atónito al mayor. Era la primera vez que veía a Suga tan serio.
-¿De verdad lo crees?
-Por supuesto. Ahí lo tienes, habla con él de camino a casa, siempre os vais juntos, ¿no?
Kageyama asintió lentamente y se fue a hablar con Hinata.
-Oi, Shoyo -dijo tratando de que no le temblara la voz.
-¿Qué? -preguntó el mencionado mientras terminaba de meter las cosas en la mochila.
-De camino tengo algo importante de lo que hablar.
