iii. star wars

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—videoclub
( STAR WARS. )


    Lunes, cuatro de la tarde, Family Video

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    Lunes, cuatro de la tarde, Family Video. La insufrible voz de Mark retumbaba en la cabeza de Cassie, como si se tratara de un vinilo dañado. Poco a poco estaba quebrando su cordura y no sabía cuánto más aguantaría. El calor dentro de la tienda era sofocante y sentía como la tela se le pegaba al cuerpo. Estaba al borde del colapso, entre el sueño que cerraba sus ojos, las altas temperaturas que amenazaban con hacerla desvanecer y el horrible sonido que Mark denominaba como “su voz”.

    Chrissy se había quedado en su casa el sábado y el domingo. Aquello evitó que Cassie le siguiera dando vueltas al asunto de James por un tiempo, lo cual agradeció profundamente, pues lo último que le apetecía era pasarse todo un fin de semana llorando por culpa de las estupideces de su novio. Steven Forester, policía y súper papá a tiempo completo (como se solía definir a sí mismo), casi montó una fiesta al ver a la animadora sentada en su mesa y comiendo sus cereales. Chrissy era como una segunda hija para él, siempre le había tenido mucho aprecio. Y como tal, lo mostró en un monólogo que se extendió a casi una hora de explicación sobre cómo las amigas siempre iban a estar ahí para ti, sin embargo, “los estúpidos noviecitos” tan solo eran un pasatiempo y, después de esa elocuente exposición, se fue a trabajar con una sonrisa inocente en los labios. Fue un fin de semana agradable, Chrissy le enseñó la rutina de baile de las animadoras, vieron algunas comedias románticas y comieron helado mientras se lamentaban porque jamás iban a tener un novio como los de las películas.

    Cassie se acercó a la caja de películas devueltas y tomó una para comenzar a colocarlas. La montaña de VHS iba decreciendo en número y, cuando apenas quedaban unas cuantas, se percató de que cierta película le llamaba a gritos. Su sonrisa se ensanchó, su corazón dio un brinco y su mente se aclaró.

    —Cassie Cass, tu novio el gorila sin cerebro entrando en 5, 4, 3, 2...

    Cómo acto reflejo Cassie guardó la cinta debajo del mostrador. No podía dejar que James la viera. 

    —Jamie, ¿qué haces aquí? 

    —Coño, Cass, estaba preocupado por ti —espetó—. Llevo sin oír palabra de ti desde el viernes.

    —Lo siento, de verdad, Jamie —Cassie se apresuró a decir—. Chrissy se sentía mal y… 

    —Lo que sea, Cass —bufó molesto—. Esta noche vamos al lago. 

    El tonito demandante que estaba usando no le daba buena espina a Mark, que, de hecho, estaba mirando a James con sus ojos afilados y amenazantes. 

     —No puedo, Jamie, ya sabes cómo es mi padre. 

    —No me jodas, Cass. Miéntele. 

    —De verdad que no puedo, James —La voz de Cassie era tan diminuta que apenas se podía oír—. Sabrá que le estoy mintiendo. 

    —No sé si para que lo intento —Alzó las manos al aire y la miró decepcionado—. Bueno, si cambias de opinión ya sabes dónde estamos. 

videoclub (eddie munson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora